Los cinco descubridores de la Cueva de Nerja, de los que cuatro siguen vivos, han sido homenajeados hoy con motivo del 50 aniversario de la fecha exacta del hallazgo de la gruta, que se convirtió en emblema del municipio malagueño.

El acto ha servido para dar comienzo a la celebración del quincuagésimo aniversario de la cueva y durante el mismo, los cuatro descubridores que aún viven -Francisco Navas, José Torres, Miguel Muñoz y José Luis Muñoz- y la familia del que ha fallecido -José Luis Barbero- han descubierto una placa que da el nombre de "Plaza de los Descubridores" a la zona de entrada a la cavidad.

Después de esto, han entrado de nuevo en la gruta y han vuelto a recorrer las salas que pisaron por primera vez el 12 de enero de 1959, "con mucha curiosidad, pero también con susto", tal y como ha relatado a Efe Manuel Muñoz, que ha insistido en que "no éramos tan valientes, sino más bien inconscientes".

Manuel Muñoz ha señalado que no creían que su hallazgo fuera a tener tanta repercusión, "porque lo único que queríamos era descubrir un tesoro, y al final lo hicimos".

También ha hecho referencia, al igual que sus compañeros, a que el homenaje "ha llegado tarde", ya que fue aprobado por el Ayuntamiento de Nerja en septiembre de 2005, cuando los cinco descubridores estaban todavía vivos, pero no se ha materializado hasta hoy.

Por esta razón, el recuerdo de José Luis Barbero ha estado presente durante toda la jornada y ha sido, por ejemplo, lo que más ha emocionado a otro de los jóvenes que encontraron la gruta, José Torres, que es el único que actualmente no vive en Nerja.

"Lo más importante es el reconocimiento, ya que durante muchos años no lo hemos tenido", ha indicado Torres, vecino de El Prat de Llobregat.

Por su parte, la viuda de Barbero, María López, ha manifestado que se sentía "fatal, porque se me ha ido lo que más quería", aunque se ha mostrado muy agradecida por el homenaje a su marido.

El hermano de Manuel Muñoz, Miguel, ha señalado que recuerda el día que entró por primera vez a la cueva "como si fuese ahora mismo".

Los cinco jóvenes, con edades comprendidas entre los 21 años de Francisco Navas y los 13 de Miguel, ensancharon con martillos la entrada de la cavidad y penetraron en la gruta hasta dar con dos esqueletos, que creyeron que eran de otros exploradores, por lo que sintieron miedo de quedar atrapados y salieron.

"Cuando salimos rezamos un Padrenuestro por las almas de esas personas, y luego nos enteramos de que eran esqueletos de 4.000 años antes de Jesucristo", ha añadido.

En principio, nadie los creyó en Maro, núcleo de población de Nerja en el que residían, pero consiguieron captar la atención de dos maestros con los que regresaron a la cueva el 16 de enero.

Miguel Muñoz ha declarado que a partir de ahí, "se dieron cuenta de que había negocio y fueron muy rápidos, porque al año y medio estaba la cueva abierta al público".

El que metió a sus amigos la idea de entrar en la cavidad fue Francisco Navas, que fue el primero que se introdujo en lo que en principio sólo era un pozo natural al que los vecinos arrojaban basuras.

"Yo lo recuerdo todo muy lejano, con una mezcla de sorpresas y miedo", ha comentado Navas, que se marchó a hacer el servicio militar tras el descubrimiento, "por lo que fueron mis amigos los que encargaron de divulgar nuestro descubrimiento".