Carratraca creció como pueblo alrededor de su mayor riqueza, el agua sulfurosa de su manantial. En la actualidad, sus aguas se han convertido en un atractivo turístico del que disfrutan numerosas personas llegadas desde diversos puntos de España y el extranjero, por sus beneficios terapéuticos y medicinales. Pero el descubrimiento de las propiedades ´mágicas´ del agua de Carratraca se remonta siglos atrás, según cuentan los mayores de este pueblo de apenas 900 habitantes.

Según la tradición, el descubrimiento de las propiedades terapéuticas de las aguas lo realizó casualmente un mendigo enfermo, Juan Camisón, llamado así porque su única vestimenta era un camisón para que no le molestaran las llagas que cubrían su cuerpo. El hombre llegó a un cortijo situado junto al manantial para pedir ayuda y vio que un cabrero echaba el agua a los animales que tenían úlceras en su piel, y al cabo de cierto tiempo observó que se curaban.

Construcción. Tomando ejemplo del pastor, Juan Camisón decidió bañarse y tras varias inmersiones, él también sanó. La historia y las propiedades terapéuticas llevaron a la construcción del balneario, único en la provincia.

Muchos personajes de la historia han sido los que han recibido los beneficios de las aguas sulfurosas de Carratraca. La emperatriz Eugenia de Montijo y su hermana María Francisca, decimoquinta duquesa de Alba, se encargaron de dar a conocer por Europa las termas del municipio.

Gracias a ellas y a su padre, el Conde de Teba, así como a Fernando VII, las termas fueron frecuentadas durante el siglo XIX por destacados personajes de la política, la aristocracia y la cultura en Europa, que situaron a Málaga como uno de los destinos de salud más importantes de aquel momento y Carratraca se ganó la distinción de la joya del interior de Málaga.

El político Cánovas del Castillo, los poetas Rainer María Rilke, Lord Byron y Vicente Aleixandre, el escritor Alejandro Dumas o el pintor Antonio Muñoz Degrain, son algunos de los personajes ilustres que acudieron a tomar baños.

El edificio, que fue mandado construir por Fernando VII e inaugurado en 1855, estuvo cerrado varios años para ser reformado y en la actualidad oferta un amplio servicio de tratamientos al alcance de todos.

El balneario de Carratraca es desde 1998 propiedad del empresario Ricardo Arranz que rehabilitó el edificio y abrió de nuevo el establecimiento de baños, que llevaba algunos años cerrado con aperturas esporádicas. Ahora Carratraca ha recuperado su gran atractivo que le permitió crecer como pueblo y ahora contribuye a su desarrollo.