La historia de Frigiliana, desde la Edad de Piedra hasta hoy, cuenta con un espacio propio. Ayer tuvo lugar la inauguración del Museo Arqueológico de la localidad, dentro de la Casa del Apero.

Las salas expositivas recogen desde punzones, afiladas hojas y cuencos del Neolítico, vasijas de origen fenicio hallados en los restos del Cerrillo de las Sombras, hasta monedas y una daga morisca de la etapa medieval, en la que tuvo lugar la batalla del Peñón de Frigiliana.

El director del Museo, Miguel Cortés, informó de que en el trabajo de elaboración de contenido y de ejecución del proyecto han intervenido un total de 50 personas de forma directa, entre los que se encuentran varios arqueólogos.

La inauguración contó con la presencia del delegado provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, Manuel Jesús García, y el diputado provincial de Desarrollo y Promoción Territorial, Jesús Mora.

La adecuación de las instalaciones de la Casa del Apero, cuyo proyecto vio la luz en noviembre de 2008, ha supuesto una inversión de 160.000 euros, pagados entre el Ministerio de Turismo –a través de un crédito FOMIT de 100.000 euros– la Diputación Provincial –con una subvención de 36.000 euros – y el Ayuntamiento de Frigiliana, con 24.000 euros.

Las obras han consistido en la reorganización y rehabilitación de las salas. Las mayores modificaciones se han producido en la antigua sala de los restos del Cerrillo de las Sombras, que alberga una exposición de los fondos de Bellas Artes, con obras de artistas cedidas al consistorio. También se han registrado notables cambios en la planta baja, que alberga el museo arqueológico.

Además, se ha eliminado la fuente de la entrada para dar al patio su carácter original, se habilita un mirador para el público y se ha mejorado la iluminación en las salas de exposición.

El espacio museístico cuenta con una superficie de más de 400 metros cuadrados y dispone de tres salas que reflejan la historia de la localidad. La muestra cuenta con un total de 125 piezas arqueológicas, la mayoría de ellas cedidas por vecinos de sus colecciones particulares. Además, también se pueden observar otros restos que no están expuestos al público y que se hallan en una zona de archivo, para su estudio.