Sin proponérselo se han convertido en los conocedores más cercanos de los vestigios de la historia de Málaga, han tocado con sus manos las piedras que levantaron iglesias, murallas, puentes y conventos en todos los rincones de la provincia. Los hermanos Campano, naturales de Ardales, llevan toda una vida dedicada a la recuperación del patrimonio de los pueblos de Málaga y la capital.

El origen de la empresa se remonta a los años 60, cuando comenzaron en el sector de almacenaje y construcción. La segunda generación de la familia creó junto a sus padres, en el año 1989, Hermanos Campano, una empresa cuyo objeto social es la restauración de monumentos y la construcción.

«La restauración se ha convertido en el 90 por ciento de nuestro trabajo. Empezamos a hacer muchos trabajos con el Obispado y nos gustó y ahora estamos muy contentos con el camino que emprendimos», cuenta Paco Campano.

Su actividad primordial es la restauración del patrimonio histórico, siendo sus clientes principales la Administración y el Obispado de Málaga. En sus 20 años de experiencia en el sector han realizado múltiples obras, copando casi el total del mercado en este sector en la ciudad de Málaga y la provincia.

Esta especialización ha permitido a la empresa familiar ardaleña sobrevivir en estos tiempos de crisis. «No hemos hecho pisos que es donde se encuentra el mayor problema de la construcción, por eso lloramos por un solo ojo y podemos seguir trabajando», reconoce el gerente de los hermanos.

La crisis en el sector de la construcción ha hecho que ahora haya más competencia en la restauración. En la actualidad hay medio centenar de empresas que oferta su trabajo, cuando antes no existían apenas.

«Ahora hay más competencia, pero nosotros nos avalamos con la experiencia que llevamos a las espaldas, desde que empezamos por poner un ejemplo, a restaurar la muralla del castillo de Cártama y teníamos que subir el material con mulos porque no había caminos para transportarlo con vehículos», cuenta Paco.

Hermanos Campano en los últimos años ha rehabilitado el conjunto monumental de la Alcazaba y Gibralfaro, ha restaurado la iglesia del convento de Santo Domingo de Ronda y la casa del gigante, reformado las iglesias del Carmen, de Santa Clara y San Sebastián de Antequera, su domen de Viera, la catedral de Málaga y las iglesias de San Agustín y del Carmen, la iglesia de San Sebastián de Ardales, la de la Encarnación de Casares, el escenario y el foso de la orquesta del teatro Cervantes de Málaga, la chimenea de Los Guindos y las murallas del castillo de Cártama, de Álora y la del Albacar de Ronda.

Todo esto le ha permitido estar clasificada en rehabilitación K7, que es un certificado para la rehabilitación y restauración de bienes inmuebles histórico artísticos. Además, cuenta con el certificado Aenor ISO 9001/2008 y su homologación para la realización de trabajos en el centro histórico de Málaga.

Y los dos últimos trabajos que han supuesto para la empresa sus retos más importantes han sido el centro de interpretación de la ciudad de Antequera y la construcción de los edificios del museo de Carmen Thyssen Bornemisza de la capital. Dos proyectos que han sumado una inversión de unos 20 millones de euros y que también formarán parte de la historia de Málaga.