Laura dejó a su hija Carolina acostada la noche del lunes, pero cuando fue a despertarla al día siguiente por la mañana, para ir al colegio como todos los días, se dio cuenta de que la puerta de entrada estaba abierta y de que la niña no estaba en la cama.

Presa del pánico, la mujer alertó a su marido y desde ese momento, comenzó una búsqueda frenética que duró casi 24 horas. Familiares y amigos se pusieron a la búsqueda de Carolina por todos los medios. La buscaron durante todo el día por los municipios de Alhaurín el Grande, Alhaurín de la Torre, Churriana, y llegaron hasta Málaga capital, a lugares como la estación de autobuses y la de trenes, e incluso en el aeropuerto y al centro comercial Plaza Mayor.

Además, hicieron un amplio llamamiento a través de las redes sociales. En Facebook y Twitter los mensajes de ayuda eran constantes para alertar de su desaparición, y la foto y la noticia corrió como la pólvora.

Pero, las redes sociales, que tanto ayudaron en las búsquedas de la pequeña para seguir su rastro, también fueron un handicap. Numerosos mensajes alertaban de que se había visto a Carolina en lugares por los que no había pasado, o señalaban que iba acompañada de un chico.