España comienza una cruzada en solitario contra las aceiteras después de que hace unas semanas la Comisión Europea (CE) diera marcha atrás a su plan contra los envases rellenables de aceite. La sorpresa ha llegado ahora de manos del ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, que asegura no darse por vencido e indicó hace unos días en el Pleno del Senado que «una norma nacional erradicará el empleo de envases reutilizables en España».

La polémica de nuevo ha centrado las conversaciones tempraneras que inundan las barras de los bares de toda España, y muy especialmente de Antequera donde cada mañana los comensales se preparan el tradicional mollete con aceite.

La medida, que afectará a decenas de establecimientos, tiene sin embargo el visto bueno de las empresas del sector aceitero, pero sigue siendo recibida con escepticismo por los hosteleros, que se verán obligados a ofrecer el aceite en envases precintados.

«Se consume mucho aceite, es más yo diría que el 90 por ciento de los desayunos que servimos, piden pan o mollete con aceite», asegura José Roldán, que lleva 30 años en la gerencia de un bar del centro de Antequera.

Así se sitúa el argumento en el sector hostelero que advierte, en primer lugar, de los sobrecostes que supondría la medida además de que no sería práctica para el consumidor.

En los bares del centro de Antequera eran muchos los que hablaban, incluso nostálgicos, de que sin aceitera el desayuno antequerano no sería lo mismo. «Siempre desayuno aceite, cuántas monodosis tendría que pedir al camarero para poder cubrir el mollete, cada uno lo toma a su manera y uno sabe si una aceitera está limpia y sabe si un aceite es de calidad, lo de los envases es una chorrada y seguro que saldría al final más caro», asegura José Antonio Ruiz, cliente del bar Pizarro.

«Hasta ahora nadie se ha quejado ni ha pedido otra cosa que no sea aceitera», explica Rocío Roldán, una de las camareras, quien asegura que la medida supondría un sobrecoste al desayuno más barato que tiene actualmente -el establecimiento, 2,20 euros el mollete con aceite y café- ya que llegan a gastar cada mañana hasta tres aceiteras completas que rellenan cada día.

Un argumento que no comparten compañías como Hojiblanca, que asegura que la medida sólo busca mejorar la imagen del aceite en el mundo para venderlo como un producto de calidad y bandera de nuestra promoción turística y gastronómica. «Es vital que llegue al consumidor la garantía de calidad sin manipulación desde el origen. Las aceiteras no aportan nada de eso porque no se sabe con qué aceite están llenas. Además es una cuestión de cultura, nadie se plantea ese sistema para otro producto que sea embajador de un país en el mundo y lo queramos vender así al visitante», afirman fuentes de la marca que ven con buenos ojos el nuevo vuelco que el Ministro le ha dado a las aceiteras rellenables.

Aún así, los comercializadores de aceite son conscientes de que habría que pensar en formatos más económicos de distribuir el producto pero en los que se asegure su calidad y origen.

Especialmente, porque el precio de las monodosis es lo que más preocupa al hostelero que actualmente compra el aceite en formatos grandes, siendo más económico. «Gastamos mucho aceite, el consumidor puede ver de dónde lo compramos, la marca, el origen e incluso que es bueno y de la tierra, pero no pueden pedirnos que ahora multipliquemos el gasto con las monodosis porque subiría el precio del producto al consumidor», explican en el Bar Castilla, situado también en el centro de Antequera.

Aunque por el momento el tema de la prohibición parece descartado por parte de Bruselas, ahora será España quien encabece está cruzada. Todo apunta que la guerra de la aceitera ha vuelto a estallar.