La quinoa, que se calcula nació hace unos siete siglos en los Andes, se ha convertido en un alimento muy venerado por su valor nutritivo. Este pseudocereal se ha convertido en alimento indispensable para los astronautas cuando se encuentran más allá del planeta Tierra, según la NASA, siendo consumido habitualmente en barritas. De hecho, el pasado año 2013 fue nombrado el año de la quinoa por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La quinoa fortalece los huesos, mejora la curación de rotura de huesos, alimenta sin engordar y es idónea en las dietas de celíacos (al no contener gluten), diabéticos, vegetarianos o veganos y deportistas, por contener carbohidratos más energéticos y más saciantes.

Este complemento alimenticio contiene potasio, magnesio, calcio, fósforo, hierro y zinc entre los minerales, mientras que también contiene vitaminas del complejo B, E y C. Asimismo, la quinoa aporta cerca de 16 gramos de proteínas por cada 100 gramos y ofrece alrededor de 6 gramos de grasas. Asimismo, este alimento contiene multitud de proteínas, en su mayoría insaturadas, destacando los ácidos omega 6 y omega 3.

También destaca el aporte de fibra de la quinoa, el control que ejerce en los niveles de colesterol en sangre, siendo elevada fuente en hierro vegetal para personas anémicas. Lo más llamativo es que además previene enfermedades como el cáncer.