Anclado en la serranía de Ronda, y alejado del bullicio de la ciudad, en Serrato se respira un aire de tranquilidad y la amabilidad de sus gentes cautiva al visitante. En estos días sus habitantes vibran de emoción tras conseguir la independencia de Ronda aprobada el pasado martes en el Consejo de Gobierno. Una lucha de quince años, desde que en 1999 pasaran de pedanía de Ronda a Entidad Local Autónoma (ELA). Y es que Serrato tiene alma de pueblo.

Después de 115 primaveras sus tierras vuelven a ser municipio al igual que lo fueran allá por los años 1850-1899. La localidad carece de cajero automático y de Hogar del Jubilado, y el hospital más cercano se encuentra a 30 kilómetros pero sus 516 habitantes no cambiarían este lugar «por nada del mundo».

El trasiego de sus calles comienza a las seis de la mañana, cuando Serrato despierta con el atrayente olor a pan recién horneado que llega de la mano de Domingo, desde Ronda a la tienda más antigua del municipio: una cooperativa de los años 70, la de Nuestra Señora del Rosario, situada en «la plaza del pueblo». Un olor con el que amanece el ya municipio 103 de la provincia de Málaga.

Desde las ocho de la mañana, Loli y Laura, dependientas de la cooperativa, esperan a las amas de casa que adquieren los ingredientes para elaborar suculentos platos de puchero, gazpachuelo y «olla» que cada medio día embriagan de olor sus hogares.

A la cooperativa se suman las tiendas Casa Carmen, Isabel Gloria, y el supermercado Ponce, que reciben dos veces por semana los productos perecederos para venderlos entre sus vecinos. A la misma hora el cartero se encarga de repartir la correspondencia.

Mientras tanto, los mayores, a pesar de no contar con Hogar del Jubilado, disfrutan de interminables charlas en los tres bares de la localidad, que se convierten en escenario de reñidas partidas de cartas y dominó. El día transcurre entre las calles Cauce, Ronda, y Nueva, siendo punto de reunión la plaza de Andalucía, lugar que se transforma en el patio de vecinos donde las horas se pasan volando contando las hazañas y chascarrillos del pasado, e imaginando el futuro del municipio.

La esperanza de vida de los habitantes de Serrato se traduce en que el 30 por ciento de su población está por encima de los 70 años. Incluso los más mayores recuerdan a vecinos que superaron un siglo de vivencias. A esas edades las dolencias no son infrecuentes pero son tratadas por la médico que se desplaza al municipio de lunes a viernes por las mañanas; y las medicinas las adquieren en la farmacia 24 horas, atendida por Miguel.

Los vecinos con alguna urgencia médica deben desplazarse 18 kilómetros, hasta el Burgo, que es el pueblo más cercano y para revisiones más específicas los serrateños tienen que acudir a Ronda, a unos 30 kilómetros, debiendo amoldarse a los escasos horarios de la línea de autobús, que ofrece un único trayecto de ida y vuelta a Ronda y a Málaga.

Atrás quedaron los viajes para revisiones o ecografías de Ana, que a sus 31 años, ha traído al mundo a Lucía, la única niña nacida este 2014 en Serrato. La misma suerte corre Vanesa, la única embarazada actualmente en el pueblo, que espera ver dentro de una semana la cara de su hijo.

Ana y Vanesa tendrán que cuidar a sus bebés hasta los 3 años, ya que Serrato no tiene guardería por el bajo índice de natalidad. Superados los tres años, los niños acuden al colegio de Serrato que actualmente cuenta con unos 40 niños, que, cuando crezcan, tendrán que cursar secundaria en un instituto de Ronda.

Serrato es un pueblo solidario. Tanto es así, que según Antonio, que regenta el bar Zafra, «ningún vecino ha pasado nunca hambre. Nos ayudamos unos a otros en todo momento». Y es que sus gentes forman una gran familia. Tanto es así, que Steven conoció Serrato en el año 2002, y abandonó Londres y su trabajo para trasladar su residencia a la finca Cañamero. Tras once años y medio entre sus gentes, asegura sentirse uno más, a pesar de ser el único extranjero de la localidad, de la que se sintió atraído por «su buena gente».

La crisis también ha azotado a Serrato, que actualmente resiste con la agricultura: aceituna, cereal, la matalahúva o el garbanzo, manteniendo tradiciones como la matanza o la elaboración de conservas de tomate o pimientos.

Algunos jóvenes vuelven a repetir la historia de sus abuelos y han emigrado a Inglaterra o Alemania. La diversión para los que se quedaron en la localidad se asienta en el campo de fútbol o en la gran piscina que disfrutan en verano, así como en el Bar Zafra, que se convierte en pub por la noche, aunque si quieren ir de discotecas o comprar ropa tienen que desplazarse hasta Ronda o hasta los pueblos limítrofes.

El desplazamiento también es obligatorio si el martes o el jueves no recuerdan haber sacado dinero en la única caja de ahorros que existe en Serrato, que carece de cajero automático. Y si algún electrodoméstico se estropea: «Tenemos que llamar al técnico de Ronda», explica Antonio.

Los feligreses de la localidad esperan al domingo para confesar sus pecados y oír misa. Gonzala Zafra es una de las fieles que cada fin de semana acude a rezarle a su Virgen del Rosario. En los momentos más difíciles, al no contar con tanatorio, los vecinos de Serrato velan a sus muertos a la vieja usanza, en sus hogares.

Los serrateños viven con las puertas abiertas. Llevan por bandera la seguridad y la confianza en sus vecinos. Desde septiembre de 2013, el municipio no cuenta con policía local tras la jubilación del único que había, aunque el presidente de la futura gestora, Francisco López, espera que con la segregación puedan crear una plaza.

Igual que reciente es la constitución de Serrato como pueblo, también lo es su bandera, creada sobre el año 2000. «La naturaleza a través de la sierra de Almorchón, la abundancia de agua, y la agricultura aparecen en nuestra bandera», asegura López. El himno aún es más reciente. Sobre el año 2005, la maestra y los alumnos crearon la letra que describe a un municipio agrícola, rodeado de naturaleza y a la sierra de Ortejicar.

Una de las fiestas populares de Serrato, el 7 de octubre, gira en torno al día de su patrona, la Virgen del Rosario. Otra de sus fiestas tiene lugar en la zona conocida como el Prado Medina. Se trata de la romería, que se celebra el 19 de marzo, y es conocida como el Día de la Vieja. Sus vecinos disfrutan de un día de campo, terminando la jornada con la quema de muñecas de trapo y de periódico, conocidas como las viejas. «Quemar las viejas representa la purificación de la persona. Donde se echa todo lo malo y se empieza otra etapa mejor», explica López. Una etapa como la que los vecinos de Serrato esperan vivir a partir de ahora que vuelven a ser de nuevo un pueblo.

Cuatro años de trámites como ELA

El Consejo de Gobierno aprobó el pasado martes la creación del municipio de Serrato, por segregación de Ronda, habiendo comenzado en octubre de 2010. El expediente culminó al ser anterior a la entrada en vigor de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Esta norma no permite segregaciones de núcleos de menos de 5.000 habitantes. La Consejería de Administración Local y Relaciones Institucionales, encargada de tramitar el expediente, consideró que cumple todos los requisitos que marca la Ley de Autonomía Local. Destaca su adecuada infraestructura administrativa e instalaciones, así como una equilibrada gestión económico-financiera mantenida durante la ELA.