La Asociación de Bebés Robados de Andalucía (Aberoa), gestiona en la provincia de Málaga unos 200 casos de posibles robos de niños que se reparten en un amplio periodo de tiempo, desde finales de los años cuarenta hasta los noventa del pasado siglo. Uno de los afectados es Agustín Gemar, vecino de Archidona, que busca a su hermano desde hace unos cuatro años.

Agustín se animó a denunciar el caso ante la Fiscalía de Málaga, cuando saltaron a la luz los robos de bebés. Ahora su hermano, que nació el 12 de octubre de 1971 en el Hospital Comarca de Antequera San Juan -donde Aberoa, tiene conocimiento de tres casos de niños robados que han sido denunciados- tendría 43 años.

«Dolores, mi madre no llegó ni a ponerle nombre a mi hermano porque ni lo tuvo en sus brazos, aunque si lo escuchó llorar y vio que estaba bien. Ella siempre estuvo convencida de que no estaba muerto y por eso me animé a denunciar en nombre de ella», explica Agustín a La Opinión de Málaga. Su madre, Dolores, tiene 86 años, pero que no pierde la esperanza de encontrar a su hijo.

El supuesto hermano perdido de Agustín hubiera sido el menor de cuatro. «Mi madre se puso de parto ya cumplida tras un embarazo muy bueno. La ingresaron por la tarde noche y no le practicaron la cesárea», indica Agustín, comentando lo que durante tantos años le recordaba su madre Dolores.

Tras la intervención pasaron dos días de inquietud hasta que el médico anunció a Dolores y su marido, que el bebé había fallecido. «El médico les comunicó que venía en malas condiciones. Según las explicaciones es que el bebé no se había terminado de formar. Mi madre lógicamente se puso a llorar y no se lo creía porque ella sintió a su niño hasta el último momento», subraya Agustín.

Asimismo, este hermano que busca al supuesto hijo robado hace hincapié en la poca sensibilidad del médico que atendió a Dolores: «Le dijo que el fallecimiento del bebé era lo mejor que le podría haber pasado porque no venía bien. Le insistió que hubiera sido una carga en el futuro y que por ello debería de alegrarse de lo ocurrido».

Agustín destaca las «increíbles» incongruencias de la desaparición de su hermano, y pone de relieve que el propio hospital se hizo cargo del entierro. Asimismo, ni a Dolores ni a su marido les permitieron ver al bebé, que enterraron en el cementerio de Antequera, en una fosa común.

Otro de los aspectos que resalta Agustín son las palabras del médico, que quedaron grabadas en la memoria de Dolores: «El médico le dijo a mis padres que pensaran que tenían más hijos y se tenían que centrar en ellos y dejar de pensar en el que ya no estaba».

Agustín movió cielo y tierra para conseguir documentación de su hermano, topándose con cierta oscuridad informativa. Su primer movimiento se produjo en el hospital, donde solo había fechas, pero no información sobre el motivo de la muerte o el peso.

«En el hospital sólo me decían que nació con nueve meses y fue enterrado a los dos días», señala.

Más tarde, Agustín Gemar fue redireccionado al Archivo Municipal de Antequera, donde la información era otra: «murió con siete meses y fue enterrado en zanja común».

Donde no había ni rastro del bebé era en el Registro Civil: «Si se enterró un feto después de las 24 horas de vida debe pasar por el Registro Civil, pero nada...».

Ahora el caso se encuentra en los juzgados de Antequera, después de que la Fiscalía de Málaga haya abierto diligencias para investigar lo ocurrido.