Unos 10.000 visitantes permitieron ayer a algunas de las carnicerías de Ardales cerrar con más de 2.000 euros de facturación en un solo día, un dato que permite afirmar que la Fiesta de la Matanza de Ardales es una de las fiestas de singularidad turística más consolidadas de la provincia. El alcalde, Juan Calderón, y el vicepresidente de la Diputación, Fran Oblaré, que compartieron la mañana con los vecinos junto al diputado de Turismo, Jacobo Florido, coincidieron en afirmar que este año se ha podido batir un «récord en presencia de ciudadanos». Las largas colas de coches que se formaron a la entrada del pueblo o las de personas en torno a la degustación gratuita de 3000 raciones de caldereta y 10.000 minibocadillos de carne hicieron pensar que se superaría la previsión.

Entre las degustaciones que se ofrecieron en las decenas de puestos repartidos por el centro del pueblo, la de la caldereta se llevó la palma. «Es un plato de aquí de siempre que se hacía durante la matanza», explicó Juan Mena, el cocinero responsable de la preparación del principal reclamo gastronómico del evento, una reducción de agua y aceite elaborada con 500 kilos de magro, 20 kilos de pimiento, 30 de tomate, 13 de ajo y 30 de cebolla a fuego lento de leña de olivo y almendro. «Aquí en el pueblo las casas pudientes criaban cerdos y realizaban matanzas», añadió Antonia Asencio, voluntaria mayor que colaboró en la organización. «Primero se mataba y se desangraba el cerdo, y se guardaba la sangre para hacer morcilla, luego se repelaba para sacar la carne que se usaba también para la elaboración de otros embutidos como el chorizo y el salchichón», explicó Mena junto a una mesa donde se realizó una exhibición de llenado de embutidos en la conocida como Esquina de Herreros. Al final, un día y medio de trabajo tras el cual se llenaban las alacenas y despensas para un año.

Con el evento, la tradición se recupera y pone en valor como reclamo turístico. Dolores Pérez necesita apoyarse en un andador, aún así ha organizado con su familia un viaje para venir a la Fiesta desde Alcaucín: «Me gusta mucho ver todo lo que hay como los verdiales». Los propietarios de las cuatro carnicerías locales y de los negocios de pastelería y hostelería locales también cuentan los días para la llegada de esta jornada. «Hoy vendo aquí lo que en el mercado de Abastos no saldría en una semana», afirmó María Merchán, carnicera. «En un día podemos hacer 2.000 euros de facturación», afirmó Margarita Muñoz, gerente de carnicería Margarita, quien asegura que los productos que se encuentran en la Fiesta saben distinto porque se elaboran en base a recetas heredadas de padres a hijos con siglos de antigüedad.

El chorizo, la morcilla y el morcón, morcilla elaborada en un tramo gordo de tripa que se adereza con cachos de lomo fueron las compras no aptas para dietas adelgazantes más realizadas por los visitantes del pueblo que será sede en pocas semanas de la reapertura del Caminito del Rey, como recordaba un cartel ubicado a la entrada y un stand informativo en la zona de puestos.