No era más que un camino de servicio con la misma predisposición al vacío que las casas colgantes de Cuenca. El ingeniero de Caminos sevillano Rafael Benjumea, casado con una nieta de Manuel Agustín Heredia (Isabel Heredia Loring), fue uno de los promotores de la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, creada en 1903 para producir energía eléctrica en el río Guadalhorce junto al espectacular desfiladero de los Gaitanes. Ese mismo año comienzan las obras de la central hidroeléctrica del Chorro con el veinteañero Benjumea de director de obras y como ingeniero consultor el malagueño Leopoldo Werner, autor del proyecto inicial.

Para mantener esta obra se construye un camino de servicio con voladizos a base de tablones que es conocido como los Balconcillos de los Gaitanes o los del Chorro pero también las Cambutas, como recuerda la investigadora Carmen Heredia, que apunta que en algunos tramos, por la importante altura, trabajaron marineros más que vacunados de vértigo.

En 1914 el propio Benjumea comenzó la construcción del pantano del Chorro. La inauguración de esta obra, durante años el pantano más grande de España, tuvo lugar el 21 de mayo de 1921 y tuvo como protagonista a Alfonso XIII (el del Chorro es el único pantano de España inaugurado por un rey).

Los balcones se refuerzan

Durante la construcción del pantano los balconcitos de los Gaitanes se reforzaron con raíles de tren y el piso se pavimentó. El Rey Alfonso XIII llegó en tren pasado el mediodía a la primitiva estación de Gobantes, por entonces río Guadalhorce arriba, donde luego se construyó el pantano Guadalhorce-Guadalteba.

Pese a la fecha, fue un día lluvioso. El monarca llegó acompañado por el ministro de Fomento Juan de la Cierva y varios diputados. Don Alfonso se animó a recorrer el pantano en lancha a motor (llamada por entonces canoa gasolinera), pese a la lluvia mientras se lanzaban cohetes en honor a su persona.

Tras desembarcar, atendió a las explicaciones técnicas y luego tuvo lugar un almuerzo bajo una enorme tienda de campaña con adornos florales. El monarca, por cierto, se puso de pie para invitar a los guardias civiles que vigilaban la entrada a que se resguardaran de la lluvia.

Después de la comida y una buena ración de discursos tuvo lugar la colocación de la última piedra del pantano. En el sitio elegido se instaló un altar presidido por un crucifijo. El Rey dio las últimas paletadas con una paleta de oro y firmó sentado en un sillón labrado de piedra sobre una mesa de idéntico material la conclusión de la obra.

Una vez acabada la ceremonia, cuenta la prensa que Alfonso XIII atravesó los Balconcillos de los Gaitanes para visitar la presa del Gaitanejo. El monarca pasó bajo una guirnalda sujetada por cuatro águilas disecadas y un letrero que rezaba Al Rey. Parece que le gustó tanto el paseo al monarca que pidió a los fotógrafos que lo inmortalizasen. Además, atravesó el desfiladero por el puentecito de la Cueva del Toro, que fue conocido a partir de entonces como Puente del Rey.

Y aunque la denominación de Caminito del Rey, informa la Diputación de Málaga, proviene de 1953, se trata de la denominación oficial. La visita de Alfonso XIII, de la que fueron testigos cientos de vecinos de Álora y Ardales, dejó como huella la denominación popular de Caminito del Rey, muy anterior a la oficial, que no hizo sino recoger lo que estaba en boca de todos.