Juan Manuel Paradas, un agricultor de 35 años ha cambiado el destornillador que utilizaba cuando ejercía como electricista por la azada en el campo. Trabajó como electricista durante cuatro años, pero las «circunstancias la vida» le llevaron a la Cooperativa Horticultores El Torcal de Antequera: «Más cerca de mi familia». Y de aquí emprendió su propio negocio en las tierras heredadas de sus padres.

Dedicado al olivar y a la tierra de calma (patatas, cebollas, habas, maíz, espárragos o cereales) desde hace cinco años está amarrado a este trabajo, aunque, asegura, le encanta la electricidad.

Y es que después de la inversión realizada en sus tierras «ahora no puedo dejarlo», apunta este joven antequerano. Aún así hace hincapié en que «al final te acaba gustando» y sientes una gran satisfacción cuando consigues sacar para adelante la cosecha. Y es que al parecer el campo acaba enganchando aquellos que se han visto arrastrados por la tierra.