Entre la cuenca del Guadalhorce y del Guadalquivir en la Isla de Senra y en las salinas, los polluelos de flamencos recién nacidos, cumpliendo entre 25 y 65 días de vida, se suman a la fauna ornitológica de la Laguna de Fuente de Piedra, tras la nidificación que dio sus primeros pasos en el mes de marzo, dejando una cría por pareja.

A una distancia de 900 metros de los flamencos para evitar perturbar su hábitat, los biólogos ven desaparecer el dron en el horizonte para alejarse a una velocidad de unos 60 kilómetros por hora y colocarse a 60 metros de altura, donde captan como hormigas a las aves para posteriormente censar los pájaros nacidos.

Se trata de la primera vez que los drones se utilizan para contabilizar los polluelos mediante fotografías aéreas en una metodología que ha resultado todo un éxito con la utilización racional de estos novedosos aparatos voladores.

Para poder evaluar el éxito reproductor de la colonia, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha cambiado de rumbo la técnica censal para subirse al carro de las nuevas tecnologías.

Desde el año 1986 el recuento de flamencos se desarrolla mediante imágenes aéreas realizadas con las avionetas del Infoca, lo que conlleva el desplazamiento de biólogos hasta Sevilla para realizar un proceso que superaba las dos horas y coloca el objetivo para captar imágenes a una distancia de 900 metros de altura y «sin poder ver los resultados hasta que no bajamos», según señaló el biólogo y director de la Laguna de Fuente de Piedra, Manuel Rendón.

El vuelo de los drones sobre los polluelos de flamencos para la captura de imágenes manifestó en las pruebas desarrolladas ayer en el humedal el nulo impacto en las aves, ya demostrado por el estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Montpellier (Francia).

Basándose en dicha investigación, la empresa malagueña Visión h, que prestó gratuitamente sus aparatos aéreos para las pruebas, evitó deslizar el dron en vertical para no provocar estrés a los flamencos, ya que «los pájaros pueden pensar que es un depredador y no lo aconsejan», aseguró Rendón, tras el desarrollo de la prueba, que rondó las tres horas.

Sin ir más lejos, Ángel Roque, piloto RPA por la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA) y con certificado médico aeronáutico, dio mayores pasos en el comportamiento de los flamencos a través del aparato conectado por GPS.

Roque comprobó que el comportamiento de las aves adultas se alteraba con el artefacto más pesado, que alcanza unos cuatro kilogramos, ocasionando también alteración por el ruido y la aceleración de la aeronave.

En este sentido, los flamencos adultos, situados concretamente en la desembocadura del Arroyo del Charcón, no presentaban alteración alguna con el dron a ocho metros de distancia.

«Es un proceso que se tiene que hacer evidentemente sin asustar a los flamencos porque estamos en una Reserva Natural, pero también debe evitarse porque se agregan y eso hace imposible contabilizarlos a través de las fotografías», señaló Rendón.

El aparato sobrevoló unos mil metros cuadros de los 7,4 kilómetros por 2,5 de una laguna que se extiende en 13.000 metros cuadrados y que actualmente se encuentra en época de estiaje.

El estudio realizado permitió captar los nidos, lo que proporcionará la posibilidad de contabilizarlos y calcular el número de parejas reproductoras de flamencos, proceso que habitualmente desarrollaban los biólogos directamente sobre el terreno cuando los flamencos se marchaban del humedal.

«En una colonia de reproducción se necesita conocer unos parámetros mínimos como son el número de parejas que crían cada año y el número de pollos que nacen y vuelan; esto nos permite comprobar el estado y evolución de los humedales de Andalucía», insistió Rendón, quien puso de relieve que los flamencos adultos están directamente relacionados con otros humedales donde se alimentan.

Laguna libre de aviones

El dron realizó con sus sutiles movimientos fotografías cada dos segundos, en una superficie libre de aviones, en la que los aeroplanos no pueden volar a menos de 2.000 metros de altura.

Por su parte, Cayetano Porras, gerente de Visión h, destacó el importante avance desarrollado «porque son imágenes inéditas que facilitan el trabajo a los biólogos sin hacer daño a las aves».

En este sentido, Porras señaló el éxito de esta expedición, poniendo de relieve los fracasos en los censos de cabras montesas o de conejos con drones y las posibilidades que se abren al mundo con estos aparatos utilizados al margen de la piratería y cumpliendo la normativa.

Los expertos en drones hacen hincapié en el riesgo de utilizar estos aparatos sin conocimiento: «Cualquier persona no puede volar sobre una colonia de flamencos porque puede ocasionar daños a los animales, pero tampoco en otras circunstancias», recalcó.

Los flamencos de la Laguna de Fuente de Piedra, uno de los humedales del Mediterráneo con mayor reproducción de aves, proceden de Camarga (Francia), el delta del Ebro, las marismas del Odiel, Doñana, pero también de Italia, Turquía, Argelia y la propia laguna malagueña.

El director del humedal calcula la presencia de unos 5.000 adultos de flamencos, aunque el número varía a los largo de los días por las salidas de las aves para alimentarse de pequeños invertebrados.

Rendón estima que en la laguna han nacido este año más 10.000 polluelos de flamencos que en breve serán anillados. Aún es pronto para predecirlo hasta que no se haga el censo como merece.

Eso sí. Tras la exitosa experiencia vivida, Rendón subraya la «versatilidad» de los aparatos que «abre las puertas para continuar en la investigación de colonias de flamencos». Esperando que el próximo año los nuevos dioses del aire vuelvan a colaborar en la mejora del conocimiento de los flamencos.