­El Dryocosmus kuriphilus, más conocido como la avispilla del castaño, ha llegado a la provincia de Málaga para quedarse. Y su presencia, aunque reciente, ya delata el impacto económico sobre el castañar del Valle del Genal, en la Serranía de Ronda, donde organizaciones agrarias como COAG calculan pérdidas entre los 100.000 y 150.000 euros en la campaña que ha dado comienzo el pasado fin de semana para tocar a su fin a mediados de noviembre.

La avispilla, que afecta al fruto, ocasionará la caída de la cosecha en la zona más productiva de la región andaluza. El responsable de castaña de COAG Andalucía y presidente de la Cooperativa Valle del Genal de Pujerra-Jubrique, Francisco Boza, estima pérdidas que rondarán los 50.000 kilogramos frente a los 4 millones de producción media anual.

Un escenario que salpica a la economía de unas 1.100 familias del Valle del Genal que viven de este fruto. «No es un descenso muy significativo, pero los daños tardarían muchos años en recuperarse», lamenta Boza.

Las pérdidas productivas no afectarán a los precios. Los agricultores prevén que se mantengan los buenos resultados del pasado año, cuando se suplió la demanda que no podía atender Italia por la gran afección de la avispilla. Del mismo modo, al estar Francia en un pico de producción baja, estiman que los precios se mantendrán por encima de los dos euros el kilogramo, cuando anteriormente oscilaba entre el euro y el euro y medio.

Los agricultores temen que lo peor está por llegar: «el año que viene habrá menos producción. La experiencia de otros países nos dice que a los tres años puede no haber cosecha. Ahí se podrán ver los daños de la avispilla. Es lo que demuestra la experiencia europea».

Y es que este insecto, originario de China, extendió sus alas en Europa en 2002 aterrizando en Cataluña en 2011, para más tarde extenderse a Cantabria y a Galicia.

Sus objetivos no tienen límite. El insecto acecha los castaños malagueños desde la primavera de 2014, cuando apareció en el Juanar, en Ojen, para dar paso esta primavera a una plaga extendida por todo el Valle del Genal.

En ese momento, los agentes de Medio Ambiente de la Junta peinaron los bosques en búsqueda de agallas que delataran la presencia del insecto, procediendo a desmochar y destruir el material vegetal infectado en más de 1.000 castaños.

Ahora los agricultores sienten impotencia al no poder hacer nada ante la acción de la avispilla que se encuentra en los árboles con un tamaño tan insignificante que es imposible detectarla.

En este sentido, el jefe de servicio de Gestión del Medio Natural de la Administración regional, Valentín Ortiz, pone de relieve la presencia de la avispilla actualmente en las yemas de los árboles: «Hasta la primavera que viene no emergerán y no sabremos dónde se encuentran. Hasta entonces no podemos actuar».

La solución para el control a medio largo plazo de la plaga, tanto para la administración como para los castañeros, es la suelta del principal depredador de la avispilla, el Torymus sinensis, cuya autorización debe otorgar Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. «Es la única solución. Está demostrado en Italia, adonde me he desplazado», indica Boza.

En esta línea, la Junta de Andalucía ya hizo una suelta experimental de 1.500 ejemplares de este insecto en el paraje de El Juanar, en Ojén, tras la autorización del Ministerio de Medio Ambiente.

El jefe de servicio de Gestión del Medio Natural explica que los resultados de dicha experimentación no se conocerán hasta dentro de tres o cuatro años, cuando se pueda evaluar su efecto.

No obstante, el responsable de castañas de COAG Andalucía pone de relieve que expertos de la Universidad de Córdoba hablan del impacto positivo del depredador sobre esta zona de Ojén «al colonizar las agallas de los árboles infectados con avispilla».

Dejando de lado esta opinión, tanto la Junta como los castañeros solicitaran encarecidamente al Ministerio la suelta del depredador la próxima primavera.