­Comienza la temporada de caza y los campos malagueños se impregnan con el color camuflado entre la vegetación que portan en sus prendas los amantes de la práctica cinegética. A pesar de la destacada afición que se asienta en la provincia, las licencias han ido cayendo en los últimos años a pasos agigantados, sufriendo los azotes de la depresión económica. Caída progresiva desde hace más de un lustro que arroja la pérdida de un 36% de cazadores, aunque esta temporada el descenso ha sido solo del 2,6%.

Un total de 19.214 cazadores, concentrados en unas 230 sociedades malagueñas, inician la actividad estos días, aunque se espera que la cifra siga subiendo, según informa la administración andaluza. Los aficionados a la caza menor, centrados en la captura de animales más pequeños como la liebre, el conejo o el zorzal, abrieron la veda el 11 de octubre para concluir en enero.

Por su parte, los amantes de las monterías, aquellos que practican la caza mayor, que persigue a animales como el muflón, el jabalí o el ciervo iniciarán su actividad el 17 de octubre para finalizar el 14 de febrero.

No obstante, los cazadores llevan desde el 17 de septiembre detrás de los cerdos asilvestrados, con el fin de reducir su población, que se ha triplicado en los últimos años y que trae de cabeza a agricultores y ganaderos, por la transmisión de enfermedades, como tuberculosis o la peste porcina, y el perjuicio a los campos.

Tal es la importancia del crecimiento vertiginoso de esta especie que la Junta declaró toda la provincia área de emergencia cinegética temporal, siendo la zona más afectada de toda Andalucía.

Aunque los cerdos asilvestrados son la diana más numerosa esta temporada, la caza mayor se topa con el aumento de especies como la cabra montés, el muflón, el ciervo y el gamo, explica el delegado provincial de la Federación Andaluza de Caza (FAC), Pedro Acedo.

«En Málaga se ha pasado de no tener casi caza mayor a tener casi todas las especies» subraya Acedo, quien señala los motivos en «la superación de enfermedades, animales que han sido especialmente protegidos o el clima, que también les favorece».

En Bobadilla los muflones han sido catalogados por la Junta como especie a erradicar. La abundancia de esta especie favoreció en la obtención del premio más importante en España de caza mayor: la Caracola de Oro por la captura de 150 piezas.

El delegado de la FAC hace hincapié en las boyantes previsiones de la caza del ciervo en la zona de Archidona y Ronda, así como la cabra montés, presente en los montes de toda la orografía malagueña.

Por su parte, la caza menor se presenta esta temporada incierta. Una de las estrellas de esta tipología de caza es la perdiz, que según Acedo esta en regresión, en peligro de supervivencia por la depredación, la climatología o la agricultura mecanizada.

El conejo prolifera sobre todo en los campos de Antequera «provocando incluso problemas en la agricultura» expone el delegado, ya que la mecanización del campo y la fertilización eliminan sus vectores. Por su parte, la paloma torcaz volará esta temporada en abundancia, mientras que la liebre escaseará. En las zonas de monte y olivar se cazarán los zorzales.

Amplio abanico de especies con escaso espacio para la práctica cinegética. «Un 24 por ciento de la provincia está total o parcialmente protegida. La provincia europea más protegida», indica Acedo, quien insiste que «si no existiera cazador habría que crearlo. No se podría controlar la caza mayor lo que generaría muchos problemas en la sociedad. No existe la cadena trófica», afirma Acedo.