­El valle del Guadalhorce se extiende por 772,8 kilómetros cuadrados repartidos por Alhaurín el Grande, Cártama, Coín, Álora, Pizarra, Almogía y Valle de Abdalajís, con una población de unos 100.000 habitantes, cuya principal actividad, la agraria, supone el 78 por ciento del terreno. El sector lucha por la protección de un territorio con alto valor patrimonial con el fin de mantener la identidad agraria frente a la especulación o las presiones urbanísticas y fomentar el turismo y la generación de empleo en la zona. Para ello se crea el Parque Agrario del Valle del Guadalhorce que beneficiará en el futuro a agricultores, ganaderos e industrias agroalimentarias.

«Pretendemos que a la hora de programar el crecimiento de la zona tengamos en cuenta la fertilidad de los suelos, tanto para asentar más cultivos como para construir», señala Margarita Jiménez, Ingeniera Agrónoma del Grupo de Desarrollo Rural (GDR) del Guadalhorce, organismo que ha puesto en marcha esta iniciativa con el apoyo de los ayuntamientos.

Así, al igual que los parques naturales preservan las especies vegetales y animales, en el valle del Guadalhorce se desarrolla la figura territorial del Parque Agrario además para dinamizar la biodiversidad de esta comarca y volver a convertirse en la olla de Málaga para ser la suministradora más directa de frutas y verduras de la capital y la Costa del Sol.

Un escenario que para lograrse, antes debe superar algunas metas, como la concienciación del consumidor y de la propia industria.

Por ello, desde hace meses el sector agrario protagoniza actividades para dinamizar la riqueza de la zona del Guadalhorce indagando en las mejores vías de comercialización a través de la formación y profesionalización del sector y marcando un acento destacado en la agricultura ecológica. Del mismo modo, se trabaja directamente con los consumidores mediante charlas o mercadillos, además de con la implicación de restaurantes de la capital malagueña.

Dado este paso, dentro de aproximadamente un año, los productos del Guadalhorce portarán una marca de calidad como seña de identidad, pero también con la pretensión de establecer un precio justo para los productos.

El camino para alcanzar la protección del Parque Agrario del Valle del Guadalhorce, por parte de las instituciones, es largo, aunque el GDR trabaja para recibir el reconocimiento legal por parte de las administraciones, con reuniones que pretenden concretar las bases de la preservación del territorio.

Por otra parte, el Parque Agrario del Guadalhorce nace con las ansias de llegar a ser como el de Milán o el Bajo Llobregat de excelencia europea, ambos gestionados por las diputaciones de sendos lugares.

El Guadalhorce cuenta con unas 8.000 hectáreas de cítricos (naranjas y limones), a las que se suma una amplia extensión de cultivo hortícola, desde tomate de huevo de toro, patata, alcachofa, berenjena, habichuelas, pepino o calabacín, así como frutas de pepita y hueso, como ciruelas, melocotón, albaricoques, o la presencia de la nuez pacana en los últimos años, junto con los tradicionales cultivos de olivar y almendro. Se une la ganadería de caprino, ovino y porcino, así como la apicultura.

Un paisaje singular que a través del Parque Agrario del Guadalhorce quiere convertirse, asimismo, en espacio de ocio y tiempo libre, pero también en fuente de educación ambiental y salud pública.

El secretario general de COAG Málaga, Juan Antonio García, considera que «si la comarca del Guadalhorce cubriera toda la demanda de Málaga y dejáramos de exportar se crearían 11.200 empleos fijos. Por lo tanto es una apuesta de futuro por la que hay que seguir luchando».