­Una distancia total de 3.436 kilómetros separa la ciudad de Antequera de la capital de Noruega: Oslo. Dos ciudades muy alejadas y muy diferentes que quedarán unidas a través de Antonio José Vera, trompetista antequerano y nuevo fichaje de la Orquesta de Ópera y Ballet Nacional de Noruega.

Hace cuatro días que Antonio estaba en Oslo realizando la prueba final. Él solo, en un teatro tan grande «como un campo de fútbol, que sólo por lo grande que es, impone», y con un público que iba a juzgar su pericia musical. Ante sí tenía a los jueces que ya conocía de las rondas previas y a gran parte de la orquesta con la que a partir ahora tendrá que trabajar.

Sin embargo, para llegar a esa prueba a Oslo primero tuvo que pasar varios cortes. El primero vía currículum. Después vinieron las audiciones. Ala primera, en Frankfurt (Alemania) llegaron sólo 28 aspirantes de todo el mundo. De éstos, sólo pasaron el siguiente corte seis, y finalmente sólo cuatro llegaron a la audición final en Oslo. La competencia -un alemán, un noruego y un belga- «era muy fuerte». Pero Antonio asegura: «No me pongo nervioso, al revés, me vengo arriba. Me concentro en ser yo mismo y en decir con el instrumento lo que quiero decir».

Antonio tiene tan solo 29 años y desde su más tierna infancia está unido a la trompeta. Su relación con ella empezó por pura rebeldía, apuntándose a música como actividad extraescolar, llevándole la contraria a su madre que quería que aprendiese dibujo. Lo que empezó por «suerte», como él dice, ahora se ha convertido en su profesión y su vida. Una vida marcada por el «sacrificio puro y duro, por la paciencia, la constancia y la perseverancia».

Ahora le toca hacerse a la idea de que dentro de nada estará en Oslo, pasando mucho frío y enfrentándose al periodo de prueba al que la orquesta lo someterá. Tiene ante sí un gran reto que afrontará «con valentía e ilusión»: incorporarse como primer trompeta y como uno de los miembros más jóvenes de la orquesta. Encima, tendrá que dirigir a gente mucho más mayor y experimentada que él.

Cuando Antonio se vaya, y recorra esos 3.000 kilómetros, dejará aquí a su gente «que es lo más importante». Pero también dejará a su novia, pianista y estudiante de canto, y uno de sus mayores apoyos en esta aventura noruega. Aventura que emprendió hace tan solo dos meses cuando a través de la página web Trompet Land vio la oferta de trabajo, y mandó su currículum, sin imaginar que ahora tendría que pensar en hacer las maletas.

@MariCarmenSanGo