El Caminito del Rey, considerado hasta su restauración como el sendero más peligroso del mundo, cumple mañana un año de su reapertura, con un balance de 300.000 visitas y un importante impacto económico, que ha revitalizado el turismo del interior en la provincia de Málaga.

La rehabilitación del Caminito ha transformado la economía del Valle del Guadalhorce, sobre todo de los municipios de Álora y Ardales, y puso el turismo de interior en Málaga en el punto de mira de turistas nacionales e internacionales.

El alcalde de Álora, José Sánchez Moreno, ha asegurado hoy en un comunicado que la reapertura del Caminito "ha marcado un antes y un después" en la economía comarcal.

En este municipio, el sector hostelero y de servicios ha sido el más beneficiado y han aparecido nuevas empresas relacionadas con el turismo de interior y de aventura.

A las visitas, que superan las previsiones iniciales (250.000) y el impacto en el empleo, hay que añadir la repercusión mediática que ha tenido el Caminito desde su reapertura, de la que se han hecho eco más de un centenar de medios nacionales e internacionales.

El Caminito del Rey abrió al público tras un año de obras y una inversión de la Diputación de Málaga de 5,5 millones de euros, de los que 2,2 se destinaron a la construcción de la nueva pasarela y el resto a la mejora de accesos y equipamientos en el entorno.

La institución provincial ya prepara la segunda fase del proyecto, en la que se construirán dos centros de interpretación en Álora y Ardales, aparcamientos y se harán algunas mejoras en el recorrido.

Además, el Caminito del Rey es uno de los reclamos en las promociones turísticas internacionales que lleva a cabo la Costa del Sol, que apuesta por el turismo de interior y naturaleza para combatir la estacionalidad.

Inaugurado en 1905 como acceso para los operarios de mantenimiento de la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, el Caminito del Rey debe su nombre a que en 1921 el rey Alfonso XIII lo recorrió para asistir a la inauguración de un pantano.

Con el paso del tiempo se fue deteriorando y se derrumbaron algunas secciones, y pese a estar prohibido el paso desde 2001 porque era muy peligroso, había seguido atrayendo a osados montañeros y excursionistas hasta su rehabilitación.

La nueva estructura permite disfrutar a los visitantes recorrer la senda aérea en el desfiladero de Los Gaitanes, a cien metros sobre el río Guadalhorce.