La pareja formada por Ekaterina Koziyakova y Anton Svitlichnyy, de nacionalidad rusa, son los primeros que se han instalado en la localidad serrana de Cartajima (250 habitantes) junto a sus dos hijas, después de aceptar de manera inmediata el ofrecimiento que hizo el Ayuntamiento hace algunas semanas: trabajo y vivienda a bajo coste a cambio de residir en la localidad y tener hijos en edad escolar, para evitar así el cierre de la escuela del pueblo.

Esta familia no buscaba un nuevo trabajo, sólo vivienda. Al conocer el ofrecimiento a través de las redes sociales, no lo dudaron y, tras ver fotografías del pueblo y de su entorno natural, enviaron su solicitud al Ayuntamiento, resultando seleccionados de entre las más de 3.200 peticiones recogidas.

La pareja rusa llegó a España hace 10 años desde su país natal. Desde entonces vivían en Fuengirola, donde trabajaban por internet desde su propio domicilio, motivo por el cual no han tenido problema en realizar el cambio de residencia de manera inmediata.

Se dedican a impulsar destinos turísticos españoles en el mercado ruso y, como no podía ser de otra forma, ahora se volcarán en promocionar la localidad de Cartajima y su entorno natural.

El padre, Anton Svitlichnyy, reconoce que de Cartajima le gusta todo: el pueblo, la montaña, la gente. Destaca el recibimiento que le han ofrecido los vecinos del municipio: «Son todos muy simpáticos, están dispuestos a ayudar y desde el primer momento nos paran en la calle y nos ofrecen cualquier cosa que pudiéramos necesitar. Parece que hemos encontrado un lugar ideal para vivir, para disfrutar de la vida y de la familia».

El matrimonio tiene dos niñas de 5 y 3 años que, según Ekaterina, «están encantadas con el pueblo y con la escuela, incluso ya han hecho amigas», comentan con alegría. Ayer fue el primer día de colegio en Cartajima para la hija mayor, mientras que la menor deberá esperar hasta septiembre para incorporarse al nuevo curso lectivo.

El alcalde de Cartajima, Francisco Javier Benítez, manifiesta que, al igual que en el caso de Ekaterina y Anton, algunas familias han planteado la opción de irse a vivir a la localidad sólo a cambio de una vivienda de alquiler económico, sin la necesidad de conseguir un empleo temporal, por lo que desde el Ayuntamiento intentarán facilitar, en la medida de lo posible, la llegada de estas personas, que acompañarán a una o dos familias que sí se trasladarán en busca de trabajo.

Benítez prevé que Cartajima aumente su población en medio centenar de vecinos en un breve plazo de tiempo, lo que supondría que en el pueblo habitasen en torno a 300 personas, un 20% más que en la actualidad. Esto revertiría la tendencia hacia la despoblación , propiciaría un repunte de los comercios y, por supuesto, evitaría el cierre del colegio.