Finalmente, la historia de José Merino no ha tenido un final feliz. Este prejubilado de 57 años ha tenido que ver cómo recientemente una orden del juez ha terminado por derribar las seis naves de aperos que levantó con todos sus ahorros en la localidad de Yunquera. Un desenlace que José llevaba esperando desde el pasado mes de diciembre, cuando recibió la primera notificación, pero que hasta ahora se había ido retrasando.
Tras la denuncia de un vecino, Merino tuvo que adaptar algunas de las naves por sobrepasar su construcción lo permitido por las licencias, 40 metros cuadrados. Pese a ello, fue la Junta de Andalucía la que determinó en un informe que las parcelas eran improductivas. De esta forma, el ente regional trasladó la cuestión a los juzgados, quienes han dado definitivamente la orden al Ayuntamiento de Yunquera para que efectúe las pertinentes demoliciones. En este sentido, el Consistorio llegó incluso a presentar un informe contrario que, sin embargo, no ha valido para revertir la situación.
José Merino, quien hace unos meses recobraba la esperanza al conocer que con total probabilidad mantendría en pie sus naves, no ha podido hacer ahora nada por evitar el derribo. Además, ha tenido que asumir el coste de la demolición, que ha alcanzado aproximadamente los 6.000 euros.
Y no sólo es esta cuantía económica la que pierde. El vecino calcula que con la demolición de las seis construcciones también habrá dejado ir unos 150.000 euros. Una cantidad que ni en el caso de recibir una indemnización podría recuperar. «Mi abogado estima que como máximo podré obtener unos 70.000 euros», expresa José Merino, quien se muestra un tanto positivo en este aspecto a pesar de no conseguir ingresar lo invertido.
«Las seis naves de aperos eran parte de mi vida», señala este vecino, quien afirma tener «depresión porque he invertido todos los ahorros y con la pensión de jubilación no me llega; y encima me hacen esto». Asimismo, José Merino asegura sentirse frustrado por no poder dar todo lo que necesita a sus dos hijos, de 12 y 10 años, el más pequeño paralítico y con síndrome de George, una enfermedad rara que le ha provocado una discapacidad del 93 por ciento.
Merino hace continuamente hincapié en que ha recibido «un trato diferente a los demás», ya que indica que existen muchas más naves en las mismas condiciones o peores, procediéndose al derribo únicamente de las suyas. «Por la Sierra de las Nieves habrá por lo menos 50 naves de aperos que son más grandes que las mías. Yo llevo pagando el Impuesto de Bienes Inmuebles de estas naves 10 años como si fueran viviendas. Podría haber pagado 30 euros por cada una y pagaba casi 200 euros», lamenta este vecino, que insiste en que «todo es una injusticia» y señala los 1.400 euros que pagaba de hipoteca al mes por estas naves.
«Mis naves son legales, las adapté como me exigió la justicia, pero parece que eso no ha valido. La Junta de Andalucía ha promovido que me las echen abajo. Mucha palabra pero poco ayudar a las personas que lo necesitan», subraya.
«La Junta de Andalucía trata de forma diferente a las personas del campo y beneficia a los grandes urbanizadores de la Costa porque a ellos no les tiran las naves ni las casas abajo», sentencia José.
Merino afirma que su familia llega apurada a fin de mes: «Vivimos de mi pensión y mi mujer trabaja de vez en cuando en lo que va saliendo». Y es que ahora José mira al futuro sin saber qué hacer. Afronta el día a día conforme le permite su estado de ánimo y se desplaza desde el piso en el que vive en Málaga hasta sus tierras para despejar la mente, labrar los terrenos y olvidar, al menos por unos minutos, los problemas.
@ccasadob