Alpandeire es un pueblo de unos 270 habitantes situado en la Serranía de Ronda. Conocida por el famoso fraile capuchino, algunos de sus atractivos turísticos son los yacimientos arqueológicos Encinas Borrachas y el del Montero, las dos momias conservadas en la iglesia de San Antonio de Padua de un hombre y una mujer, o el laberinto de calles en su casco antiguo.

Pero la tranquilidad de vivir en un pueblo pequeño y alejado tienen algunos inconvenientes. Alpandeire es uno de los muchos municipios del Valle del Genal que se han visto afectados por el cierre de sucursales bancarias, como consecuencia de la crisis. Hace tres años, cerró la única sucursal que quedaba en el pueblo.

El cierre de oficinas bancarias también afectó a otros municipios de la Serranía de Ronda como Faraján, Parauta, Cartajima, Júzcar o Atajate.

Desde entonces los vecinos tienen que desplazarse 20 kilómetros hasta Ronda para hacer sus gestiones bancarias o, simplemente, sacar dinero del cajero.

Ante esta situación, el Ayuntamiento de Alpandeire ha puesto un autobús a disposición de los vecinos que los lleva hasta Ronda el primer día de mes para puedan hacer sus gestiones bancarias.

El microbús cuenta con 25 plazas que nunca se llenan del todo, ya que algunos de los vecinos tienen coche propio y se desplazan por su cuenta. De hecho, está destinado a personas mayores o sin posibilidades de desplazarse por su cuenta. Tras solicitar presupuesto a diferentes compañías, la más económica salía a 100 euros mensuales, 1.200 anuales.

El 17 de marzo, el Ayuntamiento impulsó una moción aprobada por unanimidad en la que insta a la Diputación a que medien en esta situación. No piden que vuelva a abrir una oficina bancaria, sino tan sólo que se desplace una portátil para que lo vecinos puedan hacer sus gestiones o sacar dinero al menos una vez a la semana sin tener que trasladarse.

El municipio más cercano a Ronda es Atajate y está a 15 kilómetros de distancia. «Los vecinos se sienten en desigualdad en comparación con pueblos más grandes».

La Diputación aún no les ha dado una respuesta, por lo que seguirán insistiendo: «Vamos a seguir luchando aunque tengamos que acudir a otros organismos». Los vecinos, critican la actitud de los bancos: «Sólo van a ganar dinero, si no, se van». Entienden que el servicio tiene que ser económico, pero critican que hayan cerrado todas las oficinas cercanas: «Entendemos que no haya una en cada municipio si no es rentable pero no que se vayan todas de los alrededores», afirman fuentes municipales.

El Ayuntamiento quiere conseguir la implantación de una oficina portátil o las subvenciones necesarias para que los vecinos puedan ir en autobús al banco cada semana, y no una vez al mes como ahora.

Benadalid, Pujerra, Igualeja, Benalauría, Benarrabá, Gaucín, Genalguacil, Algatocín y Jubrique sí tienen entidades bancarias, en la mayoría de casos sometidas a días concretos u horarios específicos, aunque en algunos pueblos como Benarrabá están recortando el horario.

Rocío García, propietaria del Bar Bodeguita Cueva de la Higuera, tiene vehículo propio y afirma que los vecinos se han adaptado a la situación, aunque reconoce que el cierre de la sucursal bancaria ha provocado que en los pequeños negocios se fíe ahora más que antes, que de vez en cuando se recurra al trueque y que se use sobre todo la tarjeta de crédito.

Gaspar Mena, profesor jubilado, suele acudir semanalmente al banco en Ronda. «Cuando se fueron los bancos me dio coraje pero al final todos están haciendo lo mismo», afirma. Él no tiene problema para desplazarse porque tiene vehículo propio pero afirma que el autobús es muy práctico para quien no lo tiene.

Por su parte, la exalcaldesa de Alpandeire Raquel Mena, cuenta que tiene vehículo propio, tira de tarjeta de crédito y realiza compras por internet, otra de la opciones que utilizan los vecinos del pueblo para disponer de lo que necesitan aunque no tengan oficina bancaria.