­La alegría desbordada que se produjo en Estambul en el instante de la declaración el Sitio de los Dólmenes como Patrimonio Mundial de la Unesco se trasladó a Antequera a la velocidad de la luz y con la misma o superior intensidad. La ciudad vibró como nunca antes, pues la designación era algo único en la historia.

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Los aproximadamente cien ciudadanos que decidieron vivir el hito en el Museo de la Ciudad supieron aguardar tranquilos la decisión final de la Unesco. Ataviados con la camiseta conmemorativa de la candidatura y portando pequeñas banderas de apoyo, contuvieron los nervios, evitando caer en la tentación de comerse, incluso, las uñas.

Una vez saltó la noticia pasadas las tres de la tarde, y tras un breve silencio de angustia, los vecinos y vecinas de Antequera, acompañados por representantes del Consistorio, rompieron a aplaudir, conscientes de que estaban viviendo en primera persona uno de los momentos más importantes de la historia de la localidad.

Los abrazos representaron la unión que el municipio ha mostrado en el largo proceso hasta llegar aquí. Incluso, alguna lágrima se vio resbalar por la mejilla de aquellos que no pudieron retener la emoción de estar presentes en una cita inigualable.

La celebración se extendió hasta la Plaza de San Sebastián, donde el sonido de campanas se mezcló con un conjunto musical que actuó con motivo de tal singular ocasión. Los cánticos se sucedieron al son de los corchos de las botellas de champán, que no faltaron en la fiesta.

«Tengo aún los vellos de punta y estoy muy emocionado, porque esto es el futuro de los jóvenes. Que no falte el trabajo y la alegría para que esta tierra despegue. Es un antes y un después», expresó José María Jiménez, uno de los antequeranos que vivió la declaración en el Museo de la Ciudad.

En la misma línea se mostró Miguel Rojas. «Me siento súper orgulloso, emocionado y espero que esto sea el impulso que nos hace falta para salir hacia delante. Hay muchas cosas emblemáticas en el mundo y al ser antequerano esto me supera», manifestó el vecino con una sonrisa imborrable en la cara.

También, el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera fue testigo, con Menga y Viera como invitados de excepción, de cómo el Sitio malagueño daba el salto hasta la lista indicativa de Patrimonio Mundial de la Unesco.

Allí, más de medio centenar de personas, entre ellas el consejero de Empleo de la Junta, José Sánchez Maldonado, y el delegado del Gobierno andaluz en Málaga, el antequerano José Luis Ruiz Espejo, se congregaron en el espacio monumental, concluyendo con aplausos cada vez que finalizaba la intervención de uno de los embajadores de la Unesco.

El estallido final de alegría se produjo tras la sanción definitiva por parte de la comisión, momento en el que comenzó el intercambio de abrazos y felicitaciones entre las autoridades regionales y el público asistente, antes realizar una conexión por videoconferencia con la capital turca para hablar con la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, que felicitó a los asistentes y especialmente al pueblo antequerano por la consecución esta declaración.

«No se puede describir lo que sentimos después de las horas de espera que se han hecho muy largas», reconoció el delegado del Gobierno andaluz en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, que vivió la decisión en el Conjunto Arqueológico de los Dólmenes y que expresó que «el 15 de julio marca un antes y un después en la historia de Antequera».