Ayer, en Estambul, el Sitio de los Dólmenes de Antequera fue inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Mundial de UNESCO. Fue en 1986 cuando el director general de esta institución, Amadou-Mahtar M’Bow, visitó los monumentos megalíticos y reconoció las posibilidades de este sitio para su declaración. El director de UNESCO era muy consciente de lo que significa ser patrimonio mundial y de lo que los dólmenes de Antequera podrían aportar a esa lista que, que además de suponer un reconocimiento a los valores patrimoniales del sitio, significan también una enorme responsabilidad. Con esas premisas se redactó un primer documento por parte de José Enrique Márquez, profesor de Prehistoria de la Universidad de Málaga, y María Morente, actual directora del Museo de Málaga que, a pesar de la calidad y el potencial de la propuesta, no tuvo ningún recorrido.

Es en 2010 cuando, de nuevo UNESCO de la mano de Nuria Sanz vuelve su mirada a los dólmenes antequeranos teniendo en cuenta dos de las prioridades de la institución, por una parte paliar la poca presencia de determinados tipos de bienes, en especial los de carácter prehistórico, en una lista cuya vocación es ser representativa; por otra parte, intentar incrementar la visibilidad de este patrimonio prehistórico en lugares del mundo con escasa presencia en la lista de UNESCO, como el continente africano, y cuyo patrimonio relativo a la evolución humana, el arte rupestre o los grandes monumentos prehistóricos tiene una gran relevancia.

Así que la clave de lo que significa ser patrimonio mundial consiste en no preguntar qué puede hacer UNESCO por ti, sino que puedes hacer tú por UNESCO. El interés de UNESCO por el Sitio de los Dólmenes responde al hecho de que aportan al programa un compromiso con la investigación del fenómeno megalítico, con la generación de conocimiento científico sobre conservación y con el debate sobre los modelos de gestión y protección.

Ser Patrimonio mundial significa que los bienes inscritos poseen un valor universal excepcional. Para UNESCO, el Sitio de los Dólmenes de Antequera representa una obra maestra del genio creador humano, aporta un testimonio único de sociedades pasadas ofreciendo una visión excepcional de sus prácticas funerarias y rituales, y supone un ejemplo sobresaliente de un conjunto arquitectónico que ilustra una etapa significativa de la historia de la humanidad. Todo ello unido, además, a dos requisitos fundamentales, su autenticidad y su integridad.

Ser Patrimonio Mundial significa tener un compromiso claro con la investigación, como la fomentada desde el conjunto Arqueológico durante las últimas décadas y sin la que no hubiera sido posible sustentar las imprescindibles bases científicas de esos valores universales excepcionales. La participación de distintas universidades, de grupos de trabajo interdisciplinares y de proyectos de investigación de excelencia han logrado generar un cúmulo de documentación científica que ha sido el eje vertebrador de la candidatura.

Ser Patrimonio Mundial significa ser referentes en la generación de conocimiento científico sobre conservación, no sólo en lo que se refiere al estudio del cuidado de los materiales que forman parte de los monumentos megalíticos, sino también en lo que conlleva la gestión de la afluencia de público. Sin duda, la inscripción de los dólmenes despertará un enorme interés en la ciudadanía por conocerlos y querrán tener una experiencia excepcional. Hemos de procurársela.

Ser Patrimonio Mundial significa ser conscientes de las necesidades relativas a la protección, optimizando la existente e implementando la que tiene que ver con el entorno actual de los dólmenes y que ha supuesto la mayor de las dificultades para su inscripción. Acertadamente las administraciones competentes en estos ámbitos, el Ayuntamiento de Antequera y la Junta de Andalucía han sabido proponer acciones que solventarán la situación actual y que deberán ser llevadas a cabo en los próximos años.

Ser Patrimonio Mundial significa tener una ciudadanía exigente y comprometida, que conozca bien el patrimonio y que se implique, mediante los mecanismos adecuados, en su cuidado y en su difusión.

Ser Patrimonio Mundial significa que a partir de hoy, el Sitio de los Dólmenes de Antequera es un referente para el patrimonio, especialmente de carácter megalítico, en todo el mundo. UNESCO reclamará modelos de gestión que puedan ser exportados a otros lugares, exigirá excelencia en su tutela y pedirá nuevas metodologías para su investigación. La construcción de estos dólmenes es mérito de la inteligencia, los conocimientos y la visión del mundo de mujeres y hombres de hace más de cinco mil años, protegerlos y cuidarlos debe ser la aportación por la que se nos reconozca a las mujeres y hombres del presente.