Guinea Ecuatorial fue provincia española hasta finales de la década de los 70. Además de los múltiples caminos que unen la provincia malagueña y sus gentes con el país africano, ahora hay que mirar en la lista de sacerdotes que ejercen su labor durante este verano en las parroquias de esta parte del territorio andaluz. Es muy llamativo el caso de dos primos hermanos de origen guineano, Manuel Esono, de 49 años de edad, y Ricardo Ndong Sima, de apenas 29.

El primero suma cuatro años de experiencia al frente de la parroquia de San Lorenzo Mártir, en la localidad de Valle de Abdalajís. El segundo está recién aterrizado, a raíz de que logró ordenarse el pasado año y después de un periodo de formación en Roma ha decidido acudir a la llamada de su propio primo.

«Cuando él me presentó el caso de que quería visitar a nuestra familia y no había muchas posibilidades de encontrar sustituto, por la falta de sacerdotes que hay en la provincia de Málaga, me pareció una propuesta muy buena. Además, esta estancia en Valle de Abdalajís me servirá también de descanso, porque tengo la responsabilidad de estar al frente del Seminario Menor de mi país», explica.

Manuel reconoce que la Diócesis de Málaga «es una de las que tiene una media de edad más avanzada. Actualmente hay una crisis de sacerdotes aquí». Argumenta que como no tenía sustituto, tuvo que acudir a la familia: «Tengo la suerte de que mi hermano es sacerdote misionero, con experiencia en países como Camerún o Gabón, y también mi primo Ricardo es diocesano como yo», relata.

El Rey Baltasar, sin maquillaje. El propio Esono bromea con que en las localidades donde ejerce de sacerdote desde hace años, Valle de Abdalajís, La Joya y Los Nogales, ejerce de Rey Baltasar en las cabalgatas navideñas. «Ahorran en pintura muchísimo, porque yo soy natural. Lo mejor de estos pueblos es que la gente es muy cercana y encantadora. Ellos están locos por mí y yo lo estoy también por ellos. Además, tenemos unos paisajes maravillosos, con El Torcal encima o el Caminito del Rey muy cerca, en el camino para ir hasta El Chorro», manifiesta.

Ricardo, a sus apenas 29 años, expresa que la capital malagueña también reúne muchos alicientes para vivir en esta tierra: «Es una de las mejores ciudades que he conocido. Tiene la playa, una catedral que impresiona bastante, pero no menos importantes son los pueblos y las carreteras. Hay muy buenas comunicaciones», añade pese a que sólo suma una semana en la provincia.

Apunta que la Iglesia vive asimismo un momento histórico en todo el planeta, gracias a la labor del papa Francisco. «Ha cambiado todo con él. Lo he empezado a vivir en mi país, con sus propuestas y predicaciones. Se nota un cambio muy importante», indica. Otro de los apuntes suyos va dirigido a realzar la buena conexión que hay entre Málaga y Guinea Ecuatorial: «Lo noto en los más mayores. Hay muchas personas que vivieron la época en la que mi país pertenecía a España. Nosotros seguimos considerando a España como nuestra madre y yo noto que los españoles nos consideran como hermanos. Es algo muy bonito. Nos ayuda a integrarnos», subraya.

Su primo Manuel acumula 21 años en territorio español. Estudió en Salamanca y luego se ordenó en la localidad onubense de Ayamonte. Desde 2010 ejerce su labor sacerdotal en Málaga. «Quizás por mi forma de ser muy abierta, desde el primer día me sentí como en casa. Además, tenemos la ventaja del idioma común», finaliza.