­Siete años trabajó como economista en una importante fábrica en Alhaurín de la Torre. Francisco González guarda un magnífico recuerdo de su etapa como economista. Pero cierto día decidió compaginar su trabajo con la formación como futuro párroco. «Por entonces no era algo muy común, pero actualmente cada vez hay más casos. No son pocos los universitarios que vienen al Seminario con la carrera terminada».

El camino inverso lo constituyen párrocos que cierto día decidieron iniciar otra etapa vital. González se refiere en este sentido al exalcalde de Cómpeta José Luis Torres. «Son opciones personales. Yo considero que el sacerdote puede hacer una labor plena en su pueblo. Pero algunos en ciertos momentos pueden pensar que pueden servir al pueblo de otra manera. Personalmente creo que el padre tiene que ser el sacerdote de todos, tener una visión positiva, y también la opción de hablar de cualquier tendencia política. De hecho hablas con distintos políticos y siempre hay puntos de unión con todos. Se trata de buscar lo mejor para tu pueblo».

Este párroco ha sido especialmente polifacético en este aspecto. Hace 12 años fue uno de los impulsores de una asociación de paraguayos residentes en Málaga y siempre ha ejercido de dinamizador social en su entorno cercano.