Más de 1.500 personas no se han querido perder la oportunidad de revivir las últimas hazañas y acudir al entierro del bandolero José María El Tempranillo que se ha celebrado este fin de semana en Alameda.

Un trabucazo en Buena Vista y su posterior traslado a Alameda, ha convertido a este municipio malagueño en un referente histórico del bandolerismo romántico. «José María El Tempranillo fue un personaje muy valorado por los viajeros románticos de la época y escritores que se han interesado por su leyenda y ellos han hecho que mantenga la fama hasta nuestros días», afirmó Pedro Valencia, técnico de la Ruta del Tempranillo.

Este fin de semana en honor al bandolero comenzó el viernes con la inauguración de una placa en el lugar donde Jose María El Tempranillo murió: la Posada de San Antonio. Ya el sábado varias asociaciones de recreaciones históricas venidas de todos los puntos de Andalucía participaron en este homenaje al bandolero. El sábado se inauguró una exposición con objetos de valor, grabados y un dibujo de John Frederick Lewis, autor de un retrato del Tempranillo datado en 1832. Aunque sin duda el elemento estrella de esta recopilación es el «cachorrilo» (pistola de bolsillo) que llevaba el bandolero el día que murió, sobre todo por la historia que tiene detrás, ya que se ha ido heredando generación tras generación por una familia de Alameda que ha cedido la pieza para esta colección. La mayor parte de los elementos han sido donados por el historiador José Antonio Rodríguez Martín, que fue el encargado de inaugurar esta muestra.

La asociación Vida y Muerte de José María El Tempranillo gracias a la colaboración de los vecinos del pueblo ha conseguido llevar a cabo esta recreación en la que los propios vecinos han sido los encargados de representar escenas de la vida del bandolero.

Las vestimentas de la época, muy conseguidas y que tanto ayudaban a contextualizar la recreación, fueron traídas desde la Serranía de Cádiz, para ser así lo más fieles posibles a la historia de este bandolero.

Sin duda el acto clave fue la recreación de su muerte, por el componente sentimental y la verosimilitud de los hechos.

En total más de 60 vecinos de Alameda han hecho viajar hasta la época romántica del bandolerismo andaluz. Mujeres, hombres y niños, todos han puesto su granito de arena para que el «Robin Hood andaluz» como suelen llamar a El Tempranillo, esté más vivo que nunca durante este fin de semana.