Ardales ha celebrado este fin de semana su vigésimo primera edición de la Fiesta de la Matanza. Una fiesta que se ha convertido ya en tradicional y que esta marcada en el calendario de toda la provincia malagueña y que incluso traspasa fronteras.

Hasta diez autobuses se podían ver a la entrada de Ardales este domingo. Desde primera hora de la mañana se veían los grupos de visitantes atravesando el pueblo en busca de los mejores puestos y degustaciones.

Alrededor de 60 puestos se reparten por todo el pueblo. Los que toman el protagonismo son los agroalimentarios, donde se pueden degustar chacinas y dulces típicos, pero además un mercadillo con todo tipo de productos se une a esta Fiesta de la Matanza.

Más de 10.000 visitantes

En torno a 10.000 personas pasaron ayer por las calles de Ardales atraídas año tras año por el ambiente y la amplia oferta gastronómica que esta Fiesta reúne. Desde Málaga, Alhaurín de la Torre, la provincia de Córdoba o Sevilla provenían los visitantes que inundaban las calles del pueblo.

«Desde diciembre estamos recibiendo llamadas en el Ayuntamiento para preguntar por la fecha de la Fiesta de la Matanza», explica la alcaldesa de Ardales, María del Mar González, que expresaba su satisfacción por la gran acogida de esta cita gastronómica aunque «es fruto de mucho trabajo y muchos nervios».

La tradición de la matanza ha conseguido perdurar en el tiempo y seguir cautivando a jóvenes y mayores. González señala que la clave del éxito es que «intentamos realizar una amplia oferta destinada a todos los públicos». Combinar la tradición con atrayentes más actuales y así satisfacer la demanda del heterogéneo público que cada año acude a esta cita con la matanza del cerdo.

«Esta fiesta no sería posible sin los ardaleños y ardaleñas que colaboran de forma voluntaria tanto en el proceso de organización como el día de la celebración», expresaba la alcaldesa, para añadir al instante: «Así demuestran que Ardales es un pueblo hospitalario».

Las chacinas elaboradas de manera artesanal y siguiendo la tradición son el principal atrayente turístico y prueba de ello es que centenares de personas se agolpaban en los puestos que repartían de manera gratuita degustaciones de los productos. Salchichones, chorizo, morcilla, queso, pan artesanal y entre los dulces, el más demandado es, sin duda, la torta de almendra.

El gran momento de la jornada se vive a mediodía, cuando se comienza a repartir la caldereta de carne que hacen cada año los vecinos del pueblo.

Después de degustar los miles de botones, rellenos con salchichón, chorizo o morcilla que se reparten durante toda la mañana, llega el momento del famoso estofado al estilo ardaleño. Este guiso está elaborado con carne magra de cerdo, pimiento, tomate, cebolla y ajo, según una tradicional receta que se transmite de generación en generación. Todo ello además acompañado de miles de litros de vino dulce.

La plaza del pueblo

Además, un escenario en la plaza del pueblo amenizaba la jornada con música y actuaciones durante todo el día. Y por las calles de Ardales se veían pandas de verdiales, que hacían de las esquinas sus escenarios improvisados.

Esta Fiesta de la Matanza, que además tiene la distinción de Fiesta de Singularidad Turística Provincial, ha encontrado la combinación perfecta para consagrarse como cita gastronómica de la provincia malagueña. Tradición, calidad y la hospitalidad ardaleña llevan más de veinte años cautivando a los visitantes. Cada invierno, la cita sigue creciendo de forma que se ha convertido ya en todo un referente gastronómico.