­Alfonso XIII regresó ayer a las pasarelas del Caminito del Rey, enclave que precisamente tomó este nombre tras la visita del monarca para inaugurar las obras hidroeléctricas de El Chorro, que dotarían a Málaga de suministro eléctrico y agua potable. Y volvió gracias al Grupo Municipal de Teatro de Ardales, que recreó con todo lujo de detalles el citado acontecimiento, que se produjo el 21 de mayo de 1921 y que en este 2017 alcanza su 96 aniversario.

Se trata de una actividad impulsada por la empresa gestora del enclave situado en la comarca de Guadalteba, que se compone de varias visitas exclusivas y únicas para revivir el paso del rey por tan singular emplazamiento. Perfectamente ataviados con la ropa de la época, los actores interpretaron al detalle a cada personaje, como al responsable del ya citado proyecto de ingeniería, Rafael Benjumea, que más tarde adquiriría el título de Conde del Guadalhorce.

Por los lugares originales que el monarca transitó discurrió ayer la comitiva, en la que no faltaron personajes como el alcalde de Málaga en aquella época, Francisco García Almendro, el director general de Instrucción Pública, Jorge Silvela, o un gran número de miembros de la alta sociedad de la época.

La ruta se inició en el propio Sillón del Rey, donde Alfonso XIII firmó el acta de terminación de las obras y continuó hasta el zona de acceso a los cañones. Allí, toda la comitiva real se introdujo en la Presa del Gaitanejo como se hiciera por aquel entonces con las explicaciones del propio Rafael Benjumea, acerca de la importancia tecnológica de estas centrales hidroeléctricas que ese día se culminaban.

El siguiente punto de interés de las escenificaciones fue el recorrido del monarca por las propias pasarelas, donde quedaría impresionado por la obra y el espacio natural que lo alberga. El conjunto de personalidades, entre las que se encontraban también distintos políticos, llegó hasta el denominado Puentecillo de la Cueva del Toro, donde el rey Alfonso XIII abandonó el sendero y se despidió de los asistentes, simulando el hecho original en el que el monarca se marcharía par subir al tren que le llevaría hasta la estación de El Chorro para tomar un té y posteriormente viajar hasta la localidad de Pizarra.

El gerente del Caminito del Rey, Francisco Campano, celebró la realización de la novedosa actividad, a la vez que aseguró que se repetirá en los años venideros, introduciendo nuevas mejoras en la interpretación para seguir avanzando en la calidad ofrecida a los interesados. El hito que ayer se representó hace referencia a unas obras hidroeléctricas que comenzaron en 1901 y que se desarrollaron durante más de veinte años en El Chorro para dotar a la ciudad de Málaga de suministro eléctrico, agua potable abundante y riegos en la zona de la Hoya, colindante con el río Guadalhorce.

Las obras han sido consideradas uno de los proyectos de ingeniería civil más innovadores de principios del siglo XX. Para ello, se aprovecharon los desniveles que los ríos habían producido en los cañones del Desfiladero de los Gaitanes para realizar un arriesgado salto hidrológico que fue capaz de poner en marcha la primera gran central hidroeléctrica del sur de Europa.

Para inaugurar los trabajos finalizados, el rey Alfonso XIII llegó en ferrocarril hasta la Estación de Gobantes (Peñarrubia), yendo en automóvil hasta cerca de la Villa de Ardales, donde embarcó en una lancha recorriendo el Pantano de El Chorro, almorzó junto a la Casa del Ingeniero y colocó la primera piedra en la presa.