El balneario de Fuente Amargosa de Tolox cumple 150 años. La historia de las propiedades de estas aguas vienen de antiguo. Desde hace más de un siglo, el olor y el sabor de las aguas no era habitual y hacía pensar al toloxeño de la época, llegándolas a utilizar para curar afecciones, tanto por ingesta como aplicada en baños.

El primer documento a destacar que se hace eco de estas aguas se remonta al 10 de noviembre de 1772 cuando Pedro Ximénez hace un detallado informe sobre las aguas de Tolox.

Desde el primer momento, el principal problema del manantial era su escaso caudal. Ya en 1857 el Ayuntamiento de Tolox hace referencia y escribía: «habiendo observado en el verano actual más concurrencia de forasteros en esta villa que en los anteriores con objeto de tomar los baños medicinales del agua amargosa; y como la pequeña alberca que se conserva hace muchos años tiene los inconvenientes de estar distante del pueblo y que apenas puede contener cuatro personas...» .

Sería en 1862 cuando el farmacéutico José García Rey, natural de Tolox y subdelegado de Sanidad en Málaga, solicitaría permiso para construir un establecimiento de baños. El Ayuntamiento daría su permiso, pero la Junta Provincial de Sanidad lo rechazó por no ser los terrenos de su propiedad.

En 1865, García Rey iniciaría nuevamente la tramitación al haber comprado los terrenos donde emanaba la fuente amargosa.

En 1867 construye un primer establecimiento, de 112 cuadrados, con un patio o salón de descanso y dos albercas cuadradas de 2,5 metros de lado; dos habitaciones con tinas para baños calientes y fríos, una habitación para calderas y otra para baños de chorro e inhalación. Las aguas serán declaradas de utilidad pública por la Real Orden de 11 de mayo de 1871.

Pero los problemas para llegar hasta lo que hoy se conoce no quedarían en el inicio. El siguiente problema fue el de la comunicación. De Coín a Tolox solo había camino de caballerías, no existiendo en aquel entonces de carruajes, como por ejemplo si existía en Carratraca, y cuando llegaban los inviernos los caminos se hacían intransitables y el río Grande arrastraba puentes año tras año.

El camino que existía entre Cártama y Coín era una carretera practicable para diligencias, pero una vez llegaban a Coín los agüistas (como son conocidas las personas que acuden a Tolox a tomar las aguas del Balneario) debían de recurrir a caballerías para un viaje que duraba unas cuatro horas.

Para evitar el calor, partían de Coín de madrugada. Diligencias, pernoctar en Coín y después subir a lomos de mulas hasta Tolox. El trayecto no mejoraría hasta 1913 con la llegada del ferrocarril hasta Coín. La carretera de Coín a Tolox quedaría inaugurada en 1929 favoreciendo el tránsito de los agüistas.

Para los agüistas era una odisea llegar al Balneario pero acudían buscando mejorías que conseguían y propagaban por los diferentes puntos de la geografía nacional, aumentando por cientos y después por miles los usuarios de estas dependencias.

La temporada del balneario se inicia los primeros días de mayo y concluye en octubre. En el hotel, que fue construido en 1870, y conocido en principio como La Fonda del Campo, pasa consulta el médico, que diagnostica y administra el tratamiento y atiende en su mayoría los problemas respiratorios con los que acuden los usuarios.

Del hotel a las instalaciones del Balneario distan unos quinientos metros, que recorren un cuidado camino al que dan sombra decenas de centenarios eucaliptos.

José García Rey tuvo que rodearse de socios para llevar a cabo su proyecto. En 1899 entraría en la sociedad, Manuel Del Río Comitre, que era empresario, natural de Yunquera, bisabuelo de los actuales propietarios.

A lo largo de su historia destaca el año 1900, en que se añade una segunda planta al edificio del Balneario; o el 28 de septiembre de 1906, cuando una tremenda tormenta arrasó por completo el edificio, que tenía dos plantas y databa de 1867, así como los puentes y caminos del pueblo, quedando totalmente incomunicado.

Manuel del Río compró el total de las acciones de la sociedad entre junio y agosto de 1907 y reedificó un edificio de planta baja que se abre al público para el segundo periodo de temporada de dicho año.

El empresario fallece en 1912, pasando la propiedad a su hijo Manuel del Río del Río. En 1931 se añadiría de nuevo una planta superior. En la época más actual, también se han llevado a cabo intervenciones y mejoras. De 2008 al 2012 se modernizan los edificios tanto del hotel como del Balneario. Este año coincidiendo con el 150 aniversario, el hotel ha estrenado una piscina que se suma a la oferta de ocio que ofrece el establecimiento.

Por el Balneario han pasado ilustres agüistas como el poeta Salvador Rueda, que dejaría poemas dedicados; políticos, como Primo de Rivera; toreros, como Lagartijo o Sánchez Mejías; y cantaores como Porrina de Badajoz o Luis de Córdoba, entre otros.

Según comenta su actual director, Manuel Díez del Río, a finales de esta temporada se celebrará un acto conmemorativo de la efeméride en las dependencias del hotel, en el que se recordarán estos 150 años de historia y de salud.