Los facultativos que trabajan este fin de semana en el área de Urgencias del Centro Hospitalario de Alta Resolución de Especialidades (Chare) del Valle del Guadalhorce contarán con un compañero de refuerzo, una medida que ha implantado la gerencia del Clínico para ayudar a repartir la carga laboral que se produce esos días ante la afluencia masiva de pacientes que recibe el centro.

El acuerdo se cerró ayer al conocerse la situación a la que están expuestos los médicos de Urgencias durante los fines de semana con tres facultativos en consulta para 200 pacientes, según informó La Opinión de Málaga.

El Sindicato Médico se reunió ayer con la directora médica del Clínico para ver posibles soluciones y se baraja la posibilidad que ya planteó anteriormente la gerencia hospitalaria pero con matices. El cuarto médico, que estará en las horas de mayor afluencia, sería un facultativo de la propia plantilla, es decir, no se haría ninguna contratación extra para cubrir ese puesto, pero deberá cumplirse con las horas establecidas por ley para que ningún empleado las supere. Ese era el principal problema que desde el Sindicato Médico veían en caso de que rotara la plantilla pero las sensaciones por parte del mismo son de diálogo y ver cómo cuadrar la plantilla para que nadie se vea perjudicado. La plantilla del Chare del Guadalhorce cuenta con 16 facultativos y seis de ellos tienen reducción de jornada por paternidad e incluso hay una baja maternal que no hay sido cubierta.

Sin estar cerrado aún el acuerdo, el Sindicato Médico y el hospital vuelven a reunirse el lunes para ver cómo se ha desarrollado el fin de semana y cerrar el acuerdo que, en principio, es la solución más viable. El propio sindicato asegura que la posición de los médicos está divida ya que algunos ven con buenos ojos implantar esa medida mientras que otros apuestan más por ampliar la plantilla.

Hasta el momento, los tres facultativos que trabajaban en horario de fin de semana en Urgencias se han visto desbordados ante el elevado número de pacientes que acude los últimos días de la semana, una situación que se intensificó a partir de diciembre, cuando comenzó el periodo de máxima afluencia con la llegada de las patologías invernales, y que ha privado a los trabajadores incluso de tiempo para comer y cenar los fines de semana.