La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio inició ayer una nueva suelta del parásito Torymus sinensis para luchar contra la plaga de la avispilla que afecta a las masas de castaño del Valle del Genal, en la provincia de Málaga.

Los trabajos, autorizados por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, se centrarán en el suministro de 320 dosis de este parásito a 74 nuevos núcleos afectados y a otros puntos anteriormente tratados con el fin de reforzarlos ante esta plaga.

Esta actuación, que se realiza una vez iniciado el desarrollo de la yema de los castaños para adecuar los ciclos biológicos de ambas especies -parásito y plaga-, «pone de manifiesto el compromiso del Gobierno andaluz en su lucha contra la avispilla del castaño, que comenzó en mayo de 2014 con el Plan de Seguimiento de esta plaga», indicó la Junta.

«No en vano, la presencia de este insecto podría reducir la producción y la calidad de los frutos, la vitalidad y estabilidad estacional del ecosistema castañar e incluso provocar la mortandad de árboles», añadió.

Este método de lucha biológica se considera en la actualidad como el más efectivo para combatir y reducir los daños que produce este himenóptero en los castañares. Así se ha demostrado tras conocer los resultados obtenidos en países como Italia.

El delegado de Medio ambiente, Adolfo Moreno, expuso que, después de muchas reuniones con el sector, han llegado a dos conclusiones fundamentales: que no hay afección medioambiental, al menos que sea significativa, con la suelta del Torymus, y, por el contrario, sí se sabe que está afectando a la expansión de la plaga de la avispilla del castaño, «la cual está degradando al medio ambiente, afectando a los castañares y a su vez a la economía del territorio, y esto nos va a llevar a que su gente lo tenga que abandonar y por tanto a la despoblación del mismo».

Por ello, exigió al Gobierno central «que se deje ya de demoras y autorice definitivamente, y no de manera experimental, la suelta del Torymus, porque todavía estamos a tiempo de combatir de forma efectiva y más económica la expansión de la plaga de la avispilla y, por tanto, esos efectos malévolos para el territorio».