Francisco Tomás de San Juan Bautista Márquez Sánchez, conocido como Fray Leopoldo de Alpandeire, escogió para su nacimiento una importante fecha en el calendario cristiano, el día de la festividad de San Juan Bautista y así lo justifica su segundo nombre.

La historia de este municipio serrano está ligada a la vida y milagros de este religioso que veneran tanto en Alpandeire como en Granada. Leopoldo de Alpandeire vivió hasta los 35 años en el pueblo dedicándose a la agricultura y la ganadería. Un hombre que en aquellos años era poco entendido por sus vecinos pues, aunque mantuvo una relación amorosa, ésta fue interrumpida ya que el joven proyectaba una vida distinta y todo lo que ganaba trabajando en el campo lo repartía entre vecinos de su pueblo y otros cercanos.

Los residentes en Alpandeire cuentan que la familia se trasladó a Ronda dónde comenzó a tomar contacto con religiosos durante la beatificación de Diego José de Cádiz en el año 1894. Tras insistir mucho, pues no tenía estudios y su edad la consideraban inapropiada, lo admitieron en la orden capuchina de Sevilla, en calidad de aspirante, consiguiendo emitir sus votos bajo el nombre de Fray Leopoldo de Alpandeire en 1900.

Casi todo su tiempo como fraile lo destinó a pedir limosna para los más necesitados sin olvidar su pueblo natal, que no dejó de visitar. Sus restos descansan en la cripta de la parroquia de los Padres Capuchinos de Granada, ciudad en la que residió sus últimos 42 años de vida.

La figura de este insigne vecino y destacado religioso marca de forma clara la cotidianidad del municipio de nacimiento del fraile. Siendo un referente histórico y además un ejemplo a seguir. Alpandeire celebra cada día de San Juan el nacimiento de su vecino con una misa en la parroquia, conocida por sus dimensiones como «la catedral de la serranía», con el acompañamiento musical del coro rociero del pueblo vecino de Jimena de Líbar, para continuar con la procesión del religioso a los sones de la banda de música de Arunda.

Tanto la imagen del santo como el trono fueron donados por una familia del pueblo tras su beatificación el pasado 12 de septiembre de 2010. La imagen de sotana lisa, gran barba y cabeza afeitada paseará entre cientos de devotos que hasta el lugar se trasladan para acompañar la figura ejemplarizante de humildad y caridad.

A mediodía se ofrecerá una comida a todos los asistentes con un precio simbólico y música para amenizar la sobremesa. Pero aquí no acaban los festejos, pues por la tarde una nueva procesión llenará las calles serranas de la villa.

La Virgen pasea entre un ambiente festivo para dirigirse a la zona conocida como El Cerrejón, donde se ubica un monumento al beato. Una vez allí es tradicional sortear objetos relacionados con Fray Leopoldo entre todos los asistentes.

El 24 de junio de 2010 se inauguró, tras una profunda restauración, la casa natal del fraile con motivo de la beatificación y en la que se puede apreciar la piedra que usaba el beato como almohada. En estos momentos Alpandeire construye una ermita en honor a su santo.