Un año después de que fuera hallada muerta en las vías del tren la niña de tres años desaparecida siete horas antes en Pizarra, los padres de Lucía Vivar siguen sin saber qué ocurrió y piden que el caso no se cierre judicialmente hasta que se aclaren todos los interrogantes sobre la muerte.

El pasado mes el Juzgado de Instrucción número 10 de Málaga acordó sobreseer provisionalmente el caso, pero los padres no se rinden y tras notificarles el archivo se concentraron junto a familiares y amigos en las puertas de la Ciudad de la Justicia para mostrar su malestar.

Los progenitores esperan que el recurso prospere ya que entienden que hay una serie de diligencias que no se han hecho y que podrían ayudar a la investigación, como el seguimiento de los móviles de la zona y la triangulación de los mismos, así como tomar declaración a todas las personas que estuvieron allí esa noche.

También lamentan algunas argumentaciones que se han expuesto en el auto de archivo provisional como que no es posible dar una explicación de cómo pudo llegar la menor al lugar del fallecimiento o que existe una probabilidad alta de que la persona de unas imágenes grabadas sea la niña.

Hoy hace un año que apareció el cuerpo sin vida de Lucía Vivar y los padres no han querido hacer declaraciones porque según ha explicado a Efe su abogada, Belén Ordóñez, están destrozados, aunque ha subrayado que continuarán luchando judicialmente para esclarecer lo sucedido.

La letrada ha confirmado que la semana pasada se presentó una denuncia en el Juzgado contra Adif y la Guardia Civil por supuesto delito de homicidio imprudente por omisión, al entender que hay que esclarecer si alguna persona o entidad ha podido incurrir en algún tipo de negligencia en el dispositivo de búsqueda.

Lucía Vivar desapareció mientras jugaba con sus primos en una terraza de un restaurante donde cenaban sus padres y el cuerpo fue hallado siete horas más tarde junto a la línea ferroviaria de Cercanías.

Los padres, familiares y numerosos vecinos nunca han creído que la pequeña pudiese recorrer sola cuatro kilómetros por las vías del tren, hipótesis principal que se ha mantenido por parte de los investigadores desde el principio, ya que creen que la niña murió accidentalmente por un golpe en la cabeza.

Los investigadores mantienen que la niña anduvo algo más de cuatro kilómetros entre los raíles, se recostó sobre los balastos y fue golpeada por el primer tren de la línea Cercanías C2 de la mañana entre las seis y las siete de la mañana.

Los familiares siempre han mantenido que en el informe no se explica cómo la menor pudo hacer ese "arduo recorrido" sin ni una sola lesión en sus rodillas y mínimas y casi inexistentes en manos, brazos y piernas.

También les sorprende que no se investigue la aparición de un bote de cloroformo a escasos metros del lugar de la desaparición y el coche que estuvo aparcado en la zona, vehículo que podría coincidir con el que un testigo manifestó ver a alta velocidad en un par de ocasiones por el pueblo.

Para dilucidar todos estos aspectos y posibles responsabilidades los padres y su representante legal piden que no se cierren el caso judicialmente hasta que se aclaren todos los interrogantes sobre la muerte así como que se depuren responsabilidades.