La localidad serrana de Alpandeire, enclavada en un entorno de máximo interés medioambiental, ha acondicionado el Sendero del Quejiguillo para reforzar su red de vías rurales y humedales ante la potencial llegada de nuevos turistas en el ámbito de las visitas familiares a parajes casi vírgenes.

En pleno corazón del Valle del Genal y a sólo 20 minutos de Ronda, este pueblo presume de albergar en su término municipal «de una amplia red de senderos de diversa distancia y dificultad que discurren por bellos parajes de especial interés paisajístico y medioambiental».

Argumenta el Ayuntamiento lo que supone el mencionado sendero: «Es una ruta perfecta para realizar en familia y para personas que se estén iniciando en el mundo del senderismo. El camino del Quejiguillo, de recorrido lineal que en su conjunto no supera los 1.500 metros de longitud y que no presenta mayor dificultad que el sencillo ascenso a la vuelta, es apto para cualquier persona con una condición física mínima. No es en absoluto difícil completar esta bonita ruta», agrega.

El sendero del Quejiguillo parte de la zona baja del casco urbano de Alpandeire, a la espalda de la plaza donde se sitúa la estatua de Fray Leopoldo, y discurre en un primer tramo por olivares hasta adentrarse en un frondoso bosque de alcornoques y encinas. A poco del comienzo, «a la derecha de la vereda, se observa La Picota, una columna de piedra en la que antiguamente se mostraba a los reos o, incluso, después de ser ajusticiados por la autoridad civil, se exponían en ellas sus cuerpos o sus cabezas. Pero en la picota de Alpandeire nunca se ajustició a nadie».

El Consistorio recupera la historia de la misma: está considerada un monumento conmemorativo que el Rey Fernando VII otorgó a la localidad en reconocimiento a la gran defensa que llevó a cabo durante la Guerra de la Independencia. Debido a ello, Fernando VII concedió a Alpandeire el título de «Muy noble y fidelísima villa» y ordenó colocar en el pueblo horca y picota.

La misma vereda toma un descenso en su mayor parte empedrado, a modo de antigua calzada romana, y, un poco más abajo, el camino se bifurca debiéndose tomar «el ramal de la izquierda».