Los vecinos de Campillos continúan el encierro indefinido que comenzaron el pasado sábado en el Pabellón Municipal y que posteriormente se ha trasladado al Ayuntamiento de la localidad hasta que el Gobierno central declare al municipio zona catastrófica.

Decenas de personas se concentran en la parte superior del Consistorio y exigen las ayudas necesarias para continuar la recuperación de calles, instalaciones públicas y viviendas de la localidad. «Pensábamos que después de la celeridad con la que el Gobierno pidió los informes, las ayudas iban a hacer justicia, pero nos las niegan», subrayó José Peral, que trasladó su cama hasta las dependencias del polideportivo municipal la primera noche de encierro para secundar la huelga.

«Estoy apoyando aquí porque hay que arreglar Campillos, se necesitan más de 40 millones de euros y el Ayuntamiento no pueden responder a eso», explicó Francisco de la Cruz, otro de los vecinos que apoya las reivindicaciones y que ha perdido la mayoría del mobiliario de su casa.

A los daños personales, se suma también la incertidumbre de los vecinos ante la pérdida de terrenos agrícolas y ganaderos ya que esta zona de la comarca vive de esos sectores y se preguntan cuál será su sustento si el temporal anegó por completo los terrenos y paró la campaña olivarera. «Aquí vivimos de las aceitunas y si no hay trabajo, no hay para comer, se creen que hay fábricas pero no», aseguró una de las residentes, Loli García.

Igual opinó Francisco de la Cruz, quién añadió que espera que al menos la Junta colabore reduciendo el número de peonadas para este próximo año.

Así, tanto los vecinos como el equipo de gobierno de Campillos van entrando y saliendo para reivindicar las necesidades de la población. Y los que no pueden unirse al encierro por motivos labores, llevan comida, bebida y mantas a los que alzan la voz para reclamar una ayuda que esperan que llegue lo más pronto posible.