Una de cada ocho personas incineradas en el horno crematorio de Álora nacieron fuera del municipio. Se trata no obstante de una estadística en crecimiento, de manera que no ha tocado techo. Incluso el incremento tiene un aumento exponencial, hasta el punto de augurar que en los próximos años se fijará un nuevo máximo histórico, como confirma el alcalde de la localidad, el socialista José Sánchez.

El secreto para tal misterio se encuentra en el carácter público de unas instalaciones que no son ni mucho nuevas. «Se construyeron hace dos décadas. Yo llevo 16 años de regidor y ya existían con anterioridad a mi primer mandato. Lo que pasa es que cada vez hay más incineraciones en la provincia y como aquí únicamente se cobra la tasa pública del servicio, pues nos encontramos con que vienen familias hasta de Marbella o Málaga capital», relata.

En los últimos años, con esa subida general de las incineraciones medias por habitante, el crematorio de Álora sí que ha logrado disparar definitivamente su actividad. De hecho, de los dos trabajadores públicos del cementerio se tuvo que pasar a tres, hace no mucho. «Podríamos hablar de lo que mueve al año este servicio, que es más de 200.000 euros, pero en realidad, como hablamos de una tasa pública, todo lo recaudado es directamente para los sueldos, el combustible y los gastos de mantenimiento del horno» aclara Sánchez.

Los números hablan por sí mismos. De unos 140 vecinos fallecidos anualmente cabe destacar que en la mitad de los casos se opta ya por la incineración: unas 70 personas. Pues la actividad del crematorio es superior, de media, a una incineración diaria, porque el pasado año se superó el medio millar de servicios.No se consideran competencia

Para un municipio de alrededor de 13.000 vecinos empadronados son cifras muy significativas, como incide el propio alcalde. La tasa municipal es de unos 400 euros por incineración, notablemente inferior a lo que cobra por este servicio cualquier funeraria.

«Nos culpan en ocasiones de competencia, pero no lo somos en absoluto. Nosotros ofrecemos desde finales del siglo pasado este servicio que al ser público no puede generar un beneficio. De ahí que tengamos una tasa en vez de una tarifa que pueda contemplar ingresos añadidos para las arcas municipales», finaliza Sánchez.

Las empresas consultadas reconocen que las tarifas privadas por estos servicios de incineración rondan los 575 o 625 euros, de manera que consideran «bastante lógico, porque la economía manda incluso después de morir, que cada año más familias opten por la incineración en Álora».

El Consistorio, por su parte, no descarta que en los próximos años tengan que ampliarse las instalaciones o reforzar, como ya ha ocurrido, la plantilla dedicada a este y otros servicios funerarios.