Su estampa en las pruebas de larga distancia impone. Casi 2 metros de estatura más propios de un jugador de baloncesto. Pero lo último que muchos imaginan es que detrás de la figura de Rafael Caro «Carito» se esconde la labor eclesiástica del párroco de la localidad serrana de Arriate. Este cura natural de Villanueva del Trabuco representa un ejemplo atípico, al participar regularmente como triatleta en algunas de las competiciones más conocidas de España. Recientemente supieron de su experiencia sacerdotal dos emigrantes andaluces, Fran Palacios y Ángel Lanchas, que no dudaron en partir desde tierras suizas hasta una de las pruebas en las que alcanzaron el sueño de conocer de cerca a este párroco malagueño.

¿Cómo se explica en síntesis el binomio que usted ha propuesto de aunar deporte y fe?

Estoy convencido de que muchas de las pruebas populares en las que yo participo, y otras de menor distancia, tienen como el resto de disciplinas deportivas una función evangelizadora. Y ya lo he podido comprobar de mi propia experiencia personal. Porque entre miles de participantes en una maratón, por ejemplo, seguro que al menos mil son cristianos.

¿De qué manera puede beneficiarles conocerse antes de tomar parte en una de estas pruebas?

Al compartir con otros atletas mi labor sacerdotal y ser preguntado sobre cómo un fin de semana en el que compito celebro la eucaristía, yo mismo he visto lo que genera la fe cristiana. En Barcelona, por poner un ejemplo, les dije a un grupo que suelo celebrarla en el hotel, de madrugada, sobre las cinco, antes de tomar parte de una prueba en la que solemos invertir no menos de una docena de horas. Pues de repente he visto como a esa hora han empezado a pegar en la puerta del hotel muchas personas. Recuerdo celebrar una de estas eucaristías con la habitación llena. La mesita de noche era el improvisado altar y te encontrabas a personas ocupando toda la cama, las sillas y también de pie. Es una experiencia de tantas. Participar juntos nos permite, como cristianos, poder compartir ambas experiencias.

¿Cómo nació en usted la vocación sacerdotal?

Me llegó de una manera tardía, con 25 años y después de haber tenido trabajo fijo e incluso de haber tenido novia. Llegó después de tener contacto con otros sacerdotes muy implicados en la vida social de mi pueblo. Me planteé por cuestiones solidarias viajar y participar en misiones. Pero finalmente me inscribí en el Seminario. Me ordené sacerdote hace diez años, ahora ya tengo 42, y es justo el periodo de tiempo que llevo practicando triatlón. Desde los 16 años he corrido, pero en las pruebas de larga distancia sólo llevo una década.

¿De qué manera compagina el entrenamiento y el sacerdocio?

Suelo entrenar de madrugada, de manera que para las ocho de la mañana ya he terminado de correr. Y la preparación a nado suelo hacerla a las dos de la tarde, cuando la mayoría de las personas se marchan a almorzar. También tengo la ventaja de que los lunes suele ser para los párrocos el día libre y ahí aprovecho para hacerme 150 ó 200 kilómetros en bicicleta durante toda la mañana. Es cuestión de readaptar los horarios en función de tu labor.

¿Tiene un distintivo que le ayude a identificarse?

Además de mi apodo, Carito, los compañeros en las pruebas suelen ver mi apelativo de Tripater. Es decir, en cuanto ven Carito Tripater ya saben que estoy ahí. Igual que en mi parroquia me siento arropado por la gente que me rodea y que al mismo tiempo comparten mi fe, en mi práctica como triatleta quienes están a mi alrededor se sienten al mismo tiempo arropados por mí y por otros cristianos. Mi objetivo es el de crear este tipo de plataforma, el de aunar deporte y fe.

¿Primero párroco o atleta?

Antes que nada soy cura. Aprovecho mis vacaciones para competir y si hay una urgencia parroquial, el entrenamiento queda en un segundo plano. Pero entiendo que el deporte en sí es un medio de evangelización. En mi caso utilizo el deporte para evangelizar, puesto que quienes compiten conmigo dejan de ver al cura como una persona extraña o inaccesible.

¿Hasta qué punto ha logrado eso en los cinco años que lleva como párroco de Arriate?

Si le digo que soy vicepresidente del club Trail Running Arriate no le tengo que dar más detalles. Los vecinos saben hasta qué punto estoy implicado en la sociedad del pueblo y los deportistas también son conscientes de mi forma de vivir la vocación sacerdotal.