El acusado de presuntamente acabar con la vida de un amigo tras robarle más de 1.300 euros de su casa en Antequera se ha acogido a su derecho a no declarar ante el jurado popular que lo juzga desde este lunes. Su defensa pide la absolución; mientras que la Fiscalía solicita 15 años y medio de prisión y la familia de la víctima eleva la petición a 30 años de cárcel.

El abogado del acusado sostiene que hay múltiples interrogantes sobre este suceso, defendiendo la inocencia de su cliente y apuntando que habría alguien más en la casa el día de los hechos; frente a las acusaciones que entienden que existen suficientes pruebas para condenarlo, tanto por la muerte del hombre como por el robo del dinero.

Los hechos sucedieron en junio de 2017. Según el escrito provisional del ministerio público, al que ha tenido acceso Europa Press, el acusado llegó con su hija de 12 años a dicha localidad para que ella fuera a la peluquería, pero como llegaron pronto fueron a la casa de la víctima, para la que el procesado había trabajado y con el que tenía una relación de amistad.

Según la Fiscalía, "como el procesado sabía que guardaba una importante cantidad de dinero" del cobro de unos alquileres, "pidió a su hija que registrara la cocina hasta que localizaron debajo de un mueble unos 1.300 euros", que el acusado supuestamente guardó, tras lo que se fueron de la vivienda. La acusación particular sostiene que el hombre habría robado más dinero.

El hijo de la víctima ha declarado este lunes que el acusado acompañó el día antes de los hechos a su padre a cobrar esos alquileres, por lo que sabía que la víctima tenía ese dinero; apuntando, además, que "cuando el procesado rondaba a mi padre el dinero desaparecía", lo que, ha asegurado, había pasado en otras ocasiones.

Las acusaciones sostienen que una vez el acusado dejó a su hija en la peluquería, volvió a la casa de la víctima, donde se inició una discusión en la que "forcejearon hasta que en un momento el procesado propina un golpe con una botella en la cabeza" del otro y, según el fiscal, "con indudable intención de quitarle la vida", supuestamente "le apuñaló hasta en siete ocasiones" con un cuchillo de la cocina.

La última de las agresiones con el cuchillo supuestamente fue "ya en el suelo", según la Fiscalía, que sostiene que el acusado "le clavó el cuchillo de manera particularmente violenta" provocando la muerte por las heridas en el pulmón y en el corazón, lugar donde según la acusación particular la víctima presentaba la mayoría de las puñaladas.

Mientras la fiscal cree que se trata de un delito de homicidio y otro de hurto, la representación de la familia de la víctima entiende que son delitos de hurto, robo y asesinato, al sostener en este caso que hubo alevosía, ensañamiento y premeditación, ya que el acusado emborrachó al hombre y llevaba ropa para cambiarse. La primera acusación pide 200.000 euros de indemnización y la segunda eleva la cantidad a 300.000 euros.