El Ayuntamiento de Antequera ha instalado desfibriladores semiautomáticos en tres plazas públicas con mayor tránsito y concentración de personas: las plazas de San Francisco, San Sebastián y Castilla.

La empresa suministradora Almas Industries, también ha entregado cinco desfibriladores entre las unidades móviles de la Policía Local, el Cuerpo Nacional de Policía y Protección Civil, asegurando así que estos cuerpos de seguridad puedan disponer de estos dispositivos en caso de necesidad en cualquier parte del término municipal.

Los desfibriladores se activan mediante la rotura del cristal protector del habitáculo en el que se hospeda el aparato, que activa automáticamente una llamada al servicio de emergencias 112 para corroborar la veracidad de la situación y proporcionar posibles instrucciones al usuario, administradas directamente por personal sanitario.

Los espacios en los que se han instalado los dispositivos poseen cámaras de videovigilancia que servirán también como medida frentre a posibles actos de vandalismo.

Otra de las características de estos dispositivos es su geolocalización y cuando se activan envían a los servicios de emergencias las coordenadas exactas para que puedan llegar lo antes posible.

La instalación de los desfibriladores forma parte del proyecto Ciudad Cardioprotegida que pretende concienciar a la población de que una emergencia no es sólo un problema de los servicios sanitarios, sino que cualquier persona puede salvar la vida de un ciudadano.

Para ello, el programa municipal incluye cursos y prácticas en técnicas de reanimación cardiopulmonar básica con uso de desfibrilación y técnicas de desobstrucción de la vía aérea, totalmente gratuitos, que se pueden solicitar a través del correo electrónico antequera30y2@gmail.com.

La cardioprotección es una tendencia emergente orientada a la protección del corazón en caso de episodios cardíacos mediante la instalación de desfibriladores que garanticen una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino (para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada), hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.

Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador.

El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es de un máximo de 5 minutos. Además, por cada minuto que se pierde, hay un 10% menos de probabilidad de supervivencia.

En España se dan más 40.000 paros cardíacos al año, con un índice de salvación del 4% mientras en EEUU se sitúa ya en un 50% gracias a la implantación masiva de desfibriladores.