Los investigadores que desde el pasado martes buscan pruebas en el entorno de la vivienda de Tolox en la que fue hallado el cadáver de una residente belga, de 58 años de edad y de nombre Ana, insisten en que la principal causa del posible homicidio con violencia pudo estar en un robo con fuerza. Los rastreos en el término municipal Tolox, donde se localiza la casa rural de la víctima, y en la vecina Coín no dejan de sucederse, con la intención de hallar cualquier rastro o pista.

El hermano de la fallecida precisó que en el inmueble faltaban objetos de valor, porque la mujer era coleccionista, y también se da casi por seguro que el presunto autor de la muerte pudo emprender la huida en el vehículo de la residente, un Mercedes ML 270 gris.

La investigación se ha centrado desde el primer momento en hallar cualquier indicio que propicie la identificación de un hombre, de nacionalidad belga también, que al parecer acudía periódicamente a la casa de Ana para realizar multitud de reparaciones. Esa teoría permitiría encajar una de las primeras incógnitas sobre el asalto a la vivienda, puesto que la víctima también era experta en artes marciales y defensa personal.

Según el Ayuntamiento toloxeño, la mujer llevaba empadronada en la localidad desde julio pasado. Era por lo tanto bastante desconocida para el vecindario, aunque su hermano, residente en Coín, matizó que estaba prejubilada y que allá por 2017 decidió fijar su residencia en esta zona de la Sierra de las Nieves.

Ana tenía una única hija, que el pasado mes de septiembre la había hecho abuela en tierras belgas. La familia desconoce la identidad del principal sospechoso, pero no descarta que el hombre, que había logrado con el paso del tiempo ganarse la confianza de la mujer, hubiese tenido algún colaborador si él fuese el responsable del robo.

La Guardia Civil guarda cautela sobre este caso y no descarta por ahora ninguna teoría acerca de lo sucedido en la madrugada del pasado lunes al martes, cuando al filo de las cinco de la madrugada algunos vecinos escucharon el ruido de un coche en la propia finca. Al respecto, la autopsia determinó el pasado miércoles que Ana llevaba ya horas muerta cuando los servicios sanitarios acudieron a la casa. El hermano de Ana había pasado gran parte del día intentando comunicarse, como era habitual, con ella. Así se desplazó de Coín a Tolox sobre las cinco de la tarde y al hallarla inconsciente en la cama, cubierta por sábanas y mantas, llamó de inmediato a Emergencias 112 para solicitar auxilio.

Los agentes constataron que la muerte había sido violenta y, posteriormente, la propia autopsia se encargó de confirmar que Ana falleció «como consecuencia» de un traumatismo craneoencefálico, al haber recibido múltiples golpes en la cabeza.

El Consistorio de Tolox abundó ayer en que el pueblo está consternado por este «terrible suceso».