El pequeño municipio de Alpandeire, que apenas roza los dos centenares de habitantes y situado en plena Serranía de Ronda, alberga uno de los monumentos más representativos de la comarca. La iglesia de San Antonio de Padua, construida entre los siglos XVII y XVIII y donde recibió su bautismo Fray Leopoldo, guarda multitud de peculiaridades y secretos desconocidos para muchos.

La magnitud de este templo ha llevado a que sus habitantes lo conozcan como "la catedral de la Serranía". Consagrado a San Antonio de Padua en el día de su festividad (13 de junio) de 1713, el maestro jubilado Gaspar Mena apuesta que fueron numerosos los vecinos del municipio que colaboraron durante el proceso de construcción.

Mena ha apuntado que la "catedral de la Serranía" está estructurada en tres naves, una central muy espaciosa y dos laterales. Concretamente, en una de estas, se conservan unas pinturas al fresco del siglo XVIII y de estilo francés conocidas popularmente como "los angelitos músicos".

Junto a estos, en el suelo, llama la atención la sepultura de Fray Blas Ordóñez, en la que puede leerse: "un agradecido a un bienhechor". Este vecino pandito apunta a que el motivo de la ubicación e inscripción de esta sepultura se debe a que el propio fraile costeó los estudios de seminario a un joven de la localidad quien, agradecido por el gesto y una vez fallecido el religioso, trasladó sus restos desde el cementerio hasta la iglesia de San Antonio de Padua.

Por otro lado, los sótanos de esta imponente construcción albergan un panteón donde se encuentran dos momias en perfecto estado de conservación que pudieran corresponderse a dos personas que financiaron y colaboraron en la construcción del templo, según cuenta la leyenda.

Mucho más allá, la iglesia conserva también la pila donde recibió el sacramento bautismal el vecino más célebre de la localidad, el beato Fray Leopoldo de Alpandeire. En cuanto a las imágenes religiosas, cabe señalar la existencia de un Niño Jesús salvado de los acontecimientos de la Guerra Civil y que actualmente procesiona cada Domingo de Resurrección.

Debido a su enorme tamaño, Gaspar Mena asegura que existen diversas versiones respecto a la construcción de la "catedral de la Serranía" en el término municipal de Alpandeire, siendo una de ellas la de una mera equivocación en la verdadera ubicación del templo. Según el maestro jubilado, la hipótesis que cobra más fuerza es que realmente sí se pretendió situar la iglesia en el municipio ya que, en tiempos pasados, la población del antiguo "Pandeire" y sus dos poblados, "Audalázar" y "Pospitar", era muy superior a la actual, llegando a superar ampliamente los dos mil habitantes.

No obstante, fruto del error o la intención, Alpandeire esconde en la actualidad una de las construcciones religiosas más majestuosas de la provincia. Se trata pues de un aliciente turístico más para visitar la Serranía de Ronda y su tesoro patrimonial.