Cuando comenzó la cuarentena, Encarna Corral, vecina de Teba, lo pasó bastante mal. La incertidumbre y el miedo ante una nueva amenaza que obligaba a toda la población a quedarse en casa hacía inevitable que ella, como tanta gente, estuviera baja de moral. Sin embargo, Encarna encontró en la solidaridad una motivación que le ha cambiado la manera de ver el confinamiento: confeccionar mascarillas.

Desde entonces, no hay día que Encarna no se levante a las siete y media de la mañana para comenzar cuanto antes a coser. «La cuarentena la empecé regular, y a mi esto me ha cambiado». Encarna es costurera y no ha podido encontrar mayor satisfacción que ver que su trabajo «está ayudando a otras personas».

Pero ella no es la única tebeña «dispuesta a hacer todas las mascarillas que hicieran falta», sino que cerca de cien vecinos del municipio respondieron de la misma forma ante el llamamiento que la Agrupación de Protección Civil de Teba hizo a través de sus redes sociales.

«La iniciativa surgió a raíz de que un vecino nos donó retales de tela. Pusimos un anuncio en nuestra página de Facebook para que las personas que supieran coser se apuntasen de manera solidaria. Creé un grupo de whatsapp que tuve que cerrar con 94 participantes porque resultaba imposible atender a más», cuenta Antonio García, jefe responsable de la Agrupación de Protección Civil de Teba.

Y es que aparte de ese grupo, más particulares han ido contactando por teléfono para colaborar. «Teba es un pueblo solidario, así que no tenía duda alguna de que la población de Teba iba reaccionar así».

Al principio comenzaron confeccionando con restos de tela. Encarna cuenta que «utilizaba sábanas antiguas de algodón», pero cuando la gente empezó a apuntarse, recibieron donaciones de materiales ya preparados y cortados que mejoraron la efectividad.

Concretamente, recibieron rollos de tela de la fábrica de pieles Morgado Piel de Campillos, «que son perfectos para las mascarillas» explica Antonio. Así, «de 20 mascarillas, ahora hago unas 35, porque la tela ya no es doble, es más sencilla y cunde más», cuenta Encarna.

Además, reciben elásticos de la mercería del pueblo, de las tiendas de todo a cien y de la cooperativa de aceite.

Una vez que las mascarillas están terminadas, un grupo de voluntarios de Protección Civil realiza la recogida a las diez de la mañana, mientras que a las cuatro de la tarde otro equipo hace lo contrario, entrega los materiales a las personas que los necesitan para continuar haciendo protectores.

Por último, las llevan a las tintorerías donde las lavan a una temperatura de entre los 65 y 75 grados, con oxígeno activo, para desinfectarlas y desesterilizarlas y las envasan al vacío, en colaboración con una clínica dental del pueblo, donde también las envuelven.

Desde que comenzaron esta labor hace una semana, se han confeccionado más de 5.000 mascarillas que están repartiendo entre la Policía y la Guardia Civil, los comercios que están abiertos, farmacias y cooperativas. Pero el objetivo fundamental «es cubrir las necesidades de los sanitarios» de ahí a que también se les proporcionen a los centros de salud.

«El centro de salud de Teba está anotando un listado de las personas mayores en riesgo para entregarles mascarillas. Si a nosotros nos llega una persona por supuesto que le damos una, aunque el verdadero control lo está llevando el personal médico».

Pero la escasez de material de prevención no solo está ocurriendo en Teba, sino también en otros municipios. «Las vamos a intentar llevar donde hagan falta y no pararemos mientras haya tela». El centro de salud de Campillos, la Residencia de Ancianos de Cañete la Real y Humilladero, Asistencia a Domicilio de Carratraca y Cañete, Alcalá del Valle o la Clínica Chip de Málaga son algunos de los ya beneficiados con la gran solidaridad de Teba.