«Este tipo de situaciones, tan críticas, son las que sacan lo mejor de la sociedad, y también las carencias de la misma». Gratitud y miedo. Así resume la situación en la Residencia de la Orden de San Juan de Dios, en Antequera, el hermano Luis Valero. Aunque con cierta incertidumbre, y los inconvenientes que genera el más de un mes de confinamiento de los ancianos del edificio, la entidad sigue en su lucha por ofrecer el mejor cuidado a los mayores allí alojados, así como por salvaguardar su salud. Para ello, se tomaron medidas preventivas desde el primer momento. «Lo primero que pudimos hacer fue realizar las pruebas, eso nos permitió saber exactamente cuál era la situación aquí, una vez que realizaron, tanto a los 43 trabajadores como a los 85 residentes, salió un grupo de positivos, con lo cual tuvimos que poner en marcha los protocolos preparados para esta situación».

Formación a los profesionales, protocolización de las acciones, la sectorización del edificio, el progresivo confinamiento de los residentes y una desinfección completa fueron parte de un proceso complejo que a día de hoy les ha permitido controlar la situación. Según indica Valero, «desde el día 4 de abril no ha vuelto a salir ningún positivo, los afectados permanecen en una zona de observación y están asintomáticos, es decir, no tienen ningún cuadro clínico que coincida con el virus».

El hecho de medicalizar la residencia, a través del Hospital de Antequera, supuso «un gran alivio y cierta tranquilidad en cuanto a la atención clínica, pues las residencias son lo que son, no son centros sanitarios, con lo cual los medios que tienen son únicamente los que la ley les exige como centros sociales».

«La mayoría de las residencias nos estamos viendo desbordadas ante la necesidad de una atención sanitaria para la cual no estamos preparados, el hecho de haber podido hospitalizarla nos da cierta tranquilidad», asegura Valero.

Respecto a la situación de los residentes, la entidad ha establecido varias vías de comunicación para mantener el contacto con los familiares; la implementación de videoconferencias, teléfonos móviles y el portal de Facebook, -que continuamente comunica información gráfica para que las familias vean a sus mayores y las actividades que realizan-; por lo que el aislamiento es únicamente físico.

«El confinamiento ha cambiado por completo el estilo de vida de los ancianos que se alojan aquí, la mayoría de actividades que se hacían ya no se pueden hacer, no obstante, hemos ido implementando otra serie de iniciativas», comenta el hermano, «por medio de megafonía, tenemos la actividad de los buenos días, informamos de las principales noticias, alguna celebración especial, fisioterapia de mantenimiento para que puedan hacer algunos ejercicios mínimos, les favorecemos tiempo de oración y rezo, se les lleva la sagrada comunión a las habitaciones de aquellos que quieren y se les entregan revistas de entretenimiento donadas por los colectivos, entre otras muchas cosas».

Asimismo, Luis Valero admite que los mayores, tras tan largo periodo de confinamiento se encuentran «bastante cansados, con ansiedad, y algunos presentan dolores por la reducción de movilidad, sin embargo, lo prioritario ahora es cumplir las medidas para salvaguardar su salud».

Valero traslada, además, unas palabras de agradecimiento a la sociedad de Antequera «por estar tan pendiente de nosotros, así como muchas instituciones y el mismo Ayuntamiento, que se han interesado por nuestra situación y continuamente nos hacen llegar muestras de apoyo y solidaridad», añade. «Igualmente, también es necesario agradecer muy especialmente a los profesionales que no están teniendo horas para trabajar y prestar los mejores cuidados a nuestros residentes, en este caso en la plantilla de San Juan de Dios. Los profesionales sociosanitarios dan su vida porque nuestros mayores estén en las mejores manos».