«Cuando me dijeron que cabía la posibilidad de que el colegio tuviese que cerrar me sentí muy mal, porque si un colegio cierra en un pueblo, entonces ¿quién va a venir, qué juventud y qué familias tendrían ganas de vivir aquí?». Este fue el primer pensamiento que se le pasó por la cabeza al alcalde de Faraján, Fernando Fernández, cuando recibió la noticia de que peligraba la permanencia de los únicos tres niños que estaban matriculados en el Colegio Público Rural Alto Genal del pueblo porque algunos padres pensaban trasladarlos a Alpandeire «para que sus hijos pudieran relacionarse con más niños».

En los últimos años, el número de escolares ha ido disminuyendo hasta el punto de poner en riesgo la continuidad del centro. «En los años 60 teníamos dos aulas de entre veinte y treinta alumnos, recientemente oscilaban entre seis y ocho y ya lo último ha sido solo tres matriculados en el curso 2018/2019», recuerda Fernando Fernández.

En la actualidad, Faraján cuenta con una población de 190 habitantes de los que más del 60% tienen una edad media superior a los 50 años. «De hecho, las últimas elecciones las hicimos abiertas porque el censo bajó de 250», apunta.

Sin embargo, la situación de los escolares ha cambiado drásticamente en las últimas fechas gracias a la llegada al pueblo de cuatro familias marroquíes de Guaro que se han asentado en Faraján con sus 10 hijos, todos ellos, matriculados en el nuevo curso lectivo. La llegada ha sido gestionada por el Ayuntamiento ante la situación del colegio.

Así, los 13 alumnos de entre 3 y 8 años se dividirán en dos unidades, una de infantil y otra de primaria, algo que no se daba en el pueblo desde hacía años, pues antes se encontraban juntos niños de todas las edades, y por tanto con distintas necesidades educativas, en la misma clase. La situación favorecerá el respetar las distancias de cara a mantener las medidas de seguridad contra la Covid-19.

La itinerancia de los maestros continuará, pues tendrán que desplazarse entre los municipios donde se encuentran los seis centros educativos que conforman el Colegio Alto Renal

Para garantizar la estancia de estas nuevas familias a medio o largo plazo, el consistorio les ha ofrecido facilidades en materia de vivienda. «La idea es que en principio este año no tengan que pagar nada. De cara al año que viene los gastos correrán de su cuenta y en el futuro se les cobrará el alquiler al mínimo costo», explica el alcalde, que añade que, con respecto a su a su propia subsistencia, «hemos tenido suerte porque dos de ellos están trabajando en Estepona, y también están inscritos en la bolsa del Ayuntamiento para cuando estén parados».

La despoblación se está cebando con los pequeños municipios de interior, que están viendo cómo año tras año su número de habitantes disminuye.

Por este motivo, el Ayuntamiento de Faraján se están planteando medidas para frenar el abandono de esta zona rural que vive potencialmente del turismo, y que como otros tantos sectores se ha visto perjudicado por la pandemia. «Tenemos un entorno privilegiado en el Valle del Genal y con atracciones llamativas como las Chorreras de Balastar. Aunque estamos recibiendo de nuevo visitas no es lo mismo que antes».

Como consecuencia, pide a las administraciones medidas y partidas presupuestarias que permitan a los pequeños ayuntamientos herramientas y mecanismos para luchar contra la despoblación y por la supervivencia de los pueblos. «Necesitamos un presupuesto que permita dar trabajo a la gente que quiera instalarse aquí, porque con lo poco que tenemos, tampoco podemos invitar a todo el mundo a venir porque lo primero que pregunta es si hay trabajo», resalta.

Llamadas para instalarse

A este respecto, Fernando Fernández desvela que desde que comenzó la pandemia han aumentado los interesados en mudarse al pueblo. «Me han llamado muchas personas preguntando cómo se pueden venir, pero el problema sigue siendo el trabajo, tenemos pero muy poco».

El alcalde cuenta que la intención en el resto de la legislatura es conseguir solares para construir viviendas y poder ponerlas con un régimen de alquiler bajo para que todo el que quiera pueda instalarse en Faraján, «incluso trabajar telemáticamente».

En el presupuesto actual, que todavía no está aprobado, han añadido ayudas de 150 euros para alquiler destinadas a familias durante tres años.

De momento, el colegio continuará abierto, que no es poco.