Plumillas, compases, globos terráqueos, mapas de continentes, la enciclopedia Álvarez, el cuadernillo de las primeras letras, una bombilla de Edison con la que los alumnos conocían la aplicación de la electricidad.... Todo el universo de la Educación en Andalucía, desde mediados del XIX hasta la irrupción de la EGB, en 1970, está expuesto y resumido en un luminoso edificio de los años 50 en Alhaurín de la Torre. En su origen el inmueble acogió, cómo no, una escuela y el Hogar del Productor, donde los agricultores recibían formación técnica.

El edificio es la sede del Museo Andaluz de la Educación, el primero de Andalucía, que se inauguró hace justo un año, en noviembre de 2019 y es gratuito. En breve, por cierto, incorporará un aula de la EGB, con lo que el marco temporal irá de la Ley reguladora de la enseñanza de Moyano de 1857 hasta 1990, cuando aparece la LOGSE.

«Todo esto surge por la afición que tuve desde pequeño por conservar todo mi material escolar», explica el ingeniero, profesor de la UMA y funcionario de la Diputación, el malagueño José Antonio Mañas, quien con el fallecido profesor malagueño Jesús Asensi, uno de los padres de la EGB, montó hace años la exposición itinerante 'De la escuela al colegio', germen del actual museo, que en su inmensa mayoría se nutre de los fondos de ambos -el de Jesús Asensi, sobre todo bibliográfico-.

«Conservo prácticamente todos mis libros de texto y cuando me faltaban algunos, porque se los presté a alguien, empecé a comprarlos», cuenta esta semana José Antonio, que ha sido alumno de los Salesianos de Málaga y de la Universidad Laboral.

Así empezó una colección que incluye unos 800 aparatos científicos del XIX, «originales y en funcionamiento», de los que en el museo se exponen alrededor de una treintena. Entre ellos, linternas mágicas, un giróscopo -«lo que hoy llevan los teléfonos móviles», explica-, un microscopio idéntico al que usó Ramón y Cajal para investigar las neuronas, un galvanómetro y un sacarímetro para conocer la densidad del azúcar, pieza de la que sólo hay otra en España en el Museo de Ciencias de Madrid.

El museo está dividido en ocho apartados. El primero, centrado en la organización y elementos de la enseñanza,tanto del alumno como del maestro. De este último, por ejemplo, se exhibe una 'chasca' de madera, un aparato empleado sobre todo en colegios religiosos que emite un chasquido y que servía para pasar el turno de pregunta en los corros.

Una de las joyas es una chapa metálica con el escudo de la II República, que se colocaba en las fachadas de los colegios. De esa época son también algunas medallas de mérito para los alumnos, que evidencian que no fueron creación del Franquismo.

En la zona de los aprendizajes básicos aparece todo lo relacionado con las primeras letras y números, un espacio sazonado con pesas romanas, ábacos, métodos de lectura y plantillas.

También se dedica un espacio a las lecturas escolares, con una importante presencia de El Quijote y sus adaptaciones, pues era de lectura obligatoria en las escuelas a partir de los años 20. Llaman la atención también los libros específicos para alumnas, orientados para formar a futuras amas de casa, pues ese era su horizonte en la época. Entre ellos, títulos tan descriptivos como 'Yo tendré un hogar' o 'Ramillete del ama de casa'.

Y no faltan, claro, las enciclopedias escolares ni los libros de urbanidad, en los que se especificaba, a veces con viñetas, qué se esperaba del niño bien educado («Guarda atención y compostura para no estorbar ni distraer a los compañeros») en comparación con el mal educado («Da muestras de instintos perversos destrozando y manchando de tintas las mesas»).

Y tras la enseñanza primaria, el espacio dedicado al bachillerato, con sendas partes dedicadas a las Ciencias y las Humanidades. De esta última sección es una preciosa colección de globos terráqueos y el primer globo terráqueo español, de escayola y papel, de la casa Dalmau Carles Pla.

Las materias complementarias o 'marías' tienen un rincón con curiosidades deportivas como un silbato de latón de árbitro de fútbol de los años 30. Otros elementos llamativo son un 'pickup' o tocadiscos portátil de la campaña nacional de alfabetización y los bolillos para las manualidades femeninas.

José Antonio Mañas también llama la atención sobre uno de los objetos donados: una máquina de coser en miniatura, de una antigua alumna de familia pudiente.

Tras una sección dedicada a los instrumentos científicos que cambiaron la Historia de la Humanidad, como la mencionada bombilla de Edison o una radio de galena, la última parte del museo reproduce «un aula multiépoca que sirve tanto para la época de la Restauración y la II República como para el Franquismo hasta los años 50 y 60», explica el coleccionista.

En este viaje al pasado están presentes, por ejemplo, el puntero de madera pero también la palmeta con la que el maestro pegaba en la palma de la mano a los que fallaban, pupitres de los años 30 rescatados del antiguo Colegio Alemán de Málaga y hasta la boina del profesor, guiño al maestro de la película 'La lengua de las mariposas', interpretado por Fernando Fernán Gómez.

Por cierto que más joyas del museo están presentes en el aula: un esqueleto para Anatomía que aportó en su día el doctor Gálvez Ginachero y un lustroso panel de 1860 en el que se muestran todas las novedades del nuevo sistema métrico decimal que por entonces adoptaba España.

«Aquí no hay expuesto ni el 20 por ciento de todo el material. Como agradecimiento, Jesús Asensi y José Antonio Mañas han sido nombrados hijos predilectos de Alhaurín de la Torre. Ya se está preparando el expediente», explica el concejal de Cultura Manuel López Mestanza.

La Covid y el futuro

La irrupción de la pandemia ha interrumpido la buena marcha de un museo que no dejaba de recibir visitas en gran número. Además, en septiembre pasado no se pudo celebrar el congreso bianual de la Sociedad Española para el Estudio del Patrimonio Histórico Educativo, que había elegido Alhaurín de la Torre por la novedad del museo, cuenta Manuel López Mestanza.

En estos momentos, sin embargo, puede visitarse tanto de forma virtual en su web (www.museoandaluzdelaeducacion.es) como con cita previa «tanto en grupo como a título particular», explica el concejal.

Por otro lado, dada la importante colección de instrumentos científicos de José Antonio Mañas, el concejal explica que el propósito del museo es contar con dos sedes: la primera sería la actual, centrada en las Ciencias en la Educación, lo que haría posible exponer una parte importante de los instrumentos científicos. La segunda, a unos 200 metros, la antigua Casa del Conde, que albergaría el resto. «Estamos trabajando ya en el proyecto», anuncia.

Por cierto, el museo hace un llamamiento para recibir donaciones de cualquier tipo de material relacionado con la EGB, con vistas a esa inminente aula ambientada en la Educación General Básica.

La Historia de la Educación en Andalucía se muestra en Alhaurín de la Torre y no para de crecer.