Medio ambiente

Los guardianes de La Cabrilla

El Club Senderista La Cabrilla también se dedica a repoblar la sierra de El Burgo con especies como el pinsapo tras descubrir un ejemplar solitario en la senda dedicada a Manuel García Rosa y que se había hecho fuerte en el terreno

José Joaquín, Javier Ríos y Francisco Gómez, sobre uno de los puentes que han construido en uno de los senderos de la sierra La Cabrilla.  | JOSEMI SEPÚLVEDA

José Joaquín, Javier Ríos y Francisco Gómez, sobre uno de los puentes que han construido en uno de los senderos de la sierra La Cabrilla. | JOSEMI SEPÚLVEDA / josemi sepúlveda. el burgo

Josemi Sepúlveda

Josemi Sepúlveda

El presente y el futuro pasa por mirar al pasado. En los últimos tiempos se intenta recuperar aquellos modelos de éxito que el ser humano ha aplicado durante siglos, y, que han repercutido en una buena salud a todos los niveles vitales. Una alimentación natural con los productos de temporada en recetas tradicionales, un entorno rural en el que las prisas ocupen un segundo o un quinto lugar, eliminar productos contaminantes e innecesarios y por supuesto el deporte. Los más ancianos de los pueblos de la Sierra de las Nieves añoran esos tiempos pretéritos en los que se hacía deporte, todos los días, porque nadie contaba con una moto o un coche y se desplazaban caminando, en burro o en un mulo en el mejor de los casos.

Los municipios contaban con veredas para ir de un lugar a otro. Muchas familias que vivían en el pueblo pero otras moraban en una casa en el campo y su actividad estaba basada en el cultivo. «Para ir de una finca a otra, de un cortijo a otro, del campo al pueblo o desplazarse a Ronda se transitaba por veredas y senderos que con la aparición de carreteras y caminos anchos se han ido perdiendo y la vegetación, al no tener transito, las colonizó hasta hacerlas desaparecer», ilustra el presidente del Club Senderista La Cabrilla de El Burgo Javier Ríos.

Un grupo de voluntarios trabaja, azada en mano, en plena sierra. | JOSEMI SEPÚLVEDA

Un grupo de voluntarios trabaja, azada en mano, en plena sierra. | JOSEMI SEPÚLVEDA / josemi sepúlveda. el burgo

La Cabrilla es un grupo de amigos amantes de la naturaleza y defensores de las tradiciones, que se constituye como club deportivo en 2010. Desde entonces, han organizado actividades en torno los espacios naturales, que no son pocos, en El Burgo. Además de las excursiones naturales de un club de este tipo han crearon la prueba Animal Trail o la marcha solidaria contra el cáncer que este año van a retomar.

Pero su mayor aventura ha sido la recuperación de antiguas sendas perdidas que fueron imprescindibles para la comunicación social y económica de antaño y la plantación de cientos de pinsapos en las inmediaciones de estos senderos y a en la entrada del municipio.

«Para ello hemos contado con la participación de muchos voluntarios del pueblo, con la financiación absoluta del ayuntamiento herramientas, materiales, maquinaria, etc… y de la Delegación de Medio ambiente de la Junta de Andalucía que nos han proporcionado y servicio de técnicos especialistas que nos han ayudado y aconsejado durante estos años de trabajo», explica Francisco Gómez, socio del club uno de los mayores motores en de esta iniciativa y conocedores de la sierra.

Pero la culpa de la recuperación de estos más de 5 kilómetros de sendas la tuvo realmente un pinsapo solitario que encontraron en la senda dedicada a Manuel García Rosa, que va desde Fuente Platero al puerto de la Mujer. El Club senderista descubrió un ejemplar antiguo «lo que nos evidenció que en esta zona era posible el desarrollo vital del pinsapo», cuenta Javier Ríos, así que se pusieron manos a la obra y el 17 de enero de 2019 organizaron una primera repoblación con los niños del colegio -60 plantas-, que continuó con la asociación de mayores -50 plantas-, y después vinieron otras siembras hasta alcanzar en enero de 2022 más de medio millar de pisados de planteros o de semillas que han ido sembrando y que están vivos en distintos rodales.

Los vecinos han construido puentes con sus propias manos. | JOSEMI SEPÚLVEDA

Los vecinos han construido puentes con sus propias manos. | JOSEMI SEPÚLVEDA / josemi sepúlveda. el burgo

«Donde localizábamos un pinsapo adulto lo reforzamos con la plantación de otros para que en el futuro se puedan reproducir de manera natural a lo largo de las 19 hectáreas de monte público», remata Francisco Gómez. Este abeto es extremadamente delicado y necesita en sus primeros años de vida muchos mimos. Por ello, no solo fue una repoblación de esta especie sino que se ha «localizado agua para su riego en los distintos arroyos de la sierra y se han construido pequeños diques para regar estas pequeñas plantas. Estas charcas, también, sirven como abrevaderos para los animales que habitan nuestra sierra».

El club senderista, con ayuda de la Delegación de Medio Ambiente y el ayuntamiento, ha fabricado puentes de madera de quejigo sobre los arroyos, uno de ellos dedicado a los voluntarios. «En El Burgo hemos tenido dos tipos de suerte: La primera que nuestra sierra no ha sido afectada por incendios en un periodo largo de años y la segunda contar con estos vecinos tan comprometidos con el pueblo y con el medio ambiente que han trabajado y trabajan desinteresadamente», destaca el alcalde del municipio, José Joaquín García.

Con estas acciones, El Burgo se erige en el municipio de la Sierra de las Nieves pionero en diversidad y cantidad de senderos a través de su término municipal, una proeza que le ha sido reconocida hasta en tres ocasiones. El proyecto denominado ‘Veredas y Pinsapos’ ha sido reconocido con el premio Málaga Viva que otorgó la Diputación dentro de la modalidad CLIMA, «con aporte económico que ya se ha aplicado en el desbroce del que va a ser el sendero botánico; el segundo nos llegó de la mano del Parque Natural Sierra de las Nieves, dentro del apartado conservación del patrimonio cultural natural, y el último es una mención a nivel nacional que nos concedió el organismo de Parques Nacionales dependiente del Ministerio de Transición Ecológica», enumera con orgullo Ríos.

Cada ejemplar es mimado al máximo para que agarre a la tierra. | JOSEMI SEPÚLVEDA

Cada ejemplar es mimado al máximo para que agarre a la tierra. | JOSEMI SEPÚLVEDA / josemi sepúlveda. el burgo

Maralejo, La Era, El Nacimiento, La Hierbabuena, Manuel García Rosa, El Espinazo del Perro, La Fuensanta, Paco Arjona y Los Meguellines son algunos de los senderos que ofrece este municipio en los que quejigos, pinos, encinas, cornicabras, acebuches, sabinas, enebros o el águila perdicera y culebrera, la cabra montés, la nutria, el búho real, el halcón peregrino o el mirlo acompañan al excursionista en una red de senderos de más de 30 kilómetros que se va a ampliar con dos nuevos circuitos.

El ayuntamiento ha comenzado ha habilitar un sendero que comenzará en el nacimiento del río Turón e irá paralelo al cauce; continuará con otro de Los Sauces al Torrecilla y en los próximos meses se culminará El Botánico, «un sendero circular de unos 4 kilómetros con diferentes cambios de tierra que dan lugar a una diversidad amplia de vegetación y arboleda entre las que destacan el sauce, el alcornoque, el olmo o el madroño», explica Gómez: «Además de la siembra de pinos estamos trabajando en la plantación de una conífera muy antigua -se estima que ya existía en el Jurásico-, llamada Taxus Baccata, que vive en grupos y que igual que ocurre con el pinsapo es una planta es diótica, es decir, existen ejemplares machos y hembras.

El ayuntamiento también trabaja en el acabado de la señalización de estas vías o sendas verdes con códigos QR que van a aportar todo tipo de información destacando el sendero de Los Meguellines, señalizado en braille. El regidor local confía que estos senderos sean una elección para los amantes de lo natural y que sus visitas repercutan en los comercios locales. «La mayoría de los visitantes del municipio buscan introducirse en la naturaleza a través de los senderos. Con esta red de veredas nuevas y antiguas ofertamos más de 30 kilómetros que discurren en muchos casos por el Parque Nacional y que son todos distintos y con diferentes niveles de dificultad», explica José Joaquín.

El Club Senderista La Cabrilla ya prepara nuevas excursiones para las próximas semanas a través de la sierra que en gran parte pertenece al Parque Nacional Sierra de las Nieves y entre otras al Torrecilla y ofrece información en las redes sociales para quienes quieran participar.

En realidad, comenta Javier Ríos, la sierra de El Burgo era conocida como la «sierra que brilla, porque al final del día, uno de los tajos brillaba con los rayos del sol, pero el lenguaje evolucionó de la que brilla a la cabrilla. Toda una curiosidad», explica este amante de la sierra.