Superación

Alejandro, el jinete que sueña con los Paralímpicos de París

Este joven deportista, natural de la localidad de Alameda, es el actual campeón de Andalucía y subcampeón de España en la modalidad de doma clásica adaptada

Alejandro Espejo en una competición.

Alejandro Espejo en una competición. / Mabela Corpas

Amanda Pinto

Alejandro Espejo Lanzas, natural de Alameda, se ha convertido en un referente de la equitación a nivel nacional. Con tan solo cinco años, este joven aprendió a montar a caballo, fruto de la inspiración de su padre, quién también es un apasionado del mundo ecuestre. Desde entonces, son varios los reconocimientos que Alejandro ha conseguido en el mundo de la doma adaptada. Pese a tener una discapacidad intelectual, su gran rendimiento en competición lo ha llevado a proclamarse subcampeón de España en dos ocasiones (2019 y 2021) y a ser el actual campeón de Andalucía por tercer año consecutivo, convirtiéndose en un ejemplo a seguir para muchos otros deportistas. «Alejandro siempre ha tenido una pasión muy especial por el mundo del caballo, como si fuera una conexión», apunta Macarena Lanzas, su madre.

De la mano de Pablo Jiménez, su entrenador, este joven jinete está llevando a cabo un arduo trabajo para poder cumplir su sueño, competir en los Juegos Paralímpicos de París 2024, pese a la dificultad que supone este hecho. «Aunque es difícil, no es imposible», relata Macarena. Y es que Alejandro fue el primer jinete con discapacidad intelectual en participar en una competición a nivel nacional en España, hecho sin precedentes en aquel entonces.

Actualmente, el joven se prepara entre tres y cuatro veces en semana en la localidad de Benamejí, en la provincia de Córdoba, dónde se le ofrece un entrenamiento más avanzado acorde al nivel que precisa. Además, el alamedano se encuentra a las puertas del campeonato de España, que este año se disputará en Barcelona y, por si fuera poco, también participará en diferentes competiciones internacionales.

Amante de las ferias y las romerías, en un principio el deportista no concebía el arte ecuestre como una salida profesional, sino más bien como una forma de experimentar y saborear la vida de una manera especial. Sin embargo, su afán de superación y su destreza lo llevarían en 2017 a adentrarse en el mundo de la competición. «Un día fuimos a ver a unos amigos que hacen salto y le ofrecieron a Alejandro competir en doma clásica adaptada, la única modalidad que permite la participación a personas con discapacidad intelectual», comenta con ilusión su madre.

Sin duda, el mayor soporte en la vida de Alejandro han sido sus padres, quiénes lo acompañan a cada certamen y desde el primer momento creyeron en las capacidades de este joven soñador. «Para nosotros es un orgullo. Alejandro es un luchador y puede con todo lo que se proponga». Otra de las figuras fundamentales en su carrera, tal y como comenta su madre, ha sido Fátima Cao, responsable de la Disciplina de Hípica Adaptada o Paralímpica en la Real Federación Hípica Española, quien ha contribuido a impulsar la carrera del jinete y a hacer ver a muchos otros deportistas que «nada es imposible con esfuerzo y dedicación».

La doma adaptada contribuye a la mejoría física, mental y a la integración social de las personas, ya que permite obtener una mayor seguridad y crear diferentes vínculos sociales, influyendo de manera muy positiva en la persona. «Sin duda es algo que ha ayudado mucho a Alejandro», explica Macarena, quién asegura que practicar este deporte «ha contribuido a cambiar su visión del mundo, a tener un objetivo y, por supuesto, a querer luchar por él». «Cuando Alejandro compite no pelea con los demás, sino que se enfrenta a sí mismo para conseguir superarse y dar lo mejor en cada momento».

Agarrar los estribos, mirar al frente y perseguir un objetivo. Así es como este joven ha conseguido llegar a lo más alto y derribar todas las barreras que se le ponen por delante. Ahora, Alejandro espera con entusiasmo y valentía conseguir su próxima meta: convertirse en medallista en los Juegos Paralímpicos de París 2024.

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