Necrológica

José Manuel García Agüera: Adiós al mayor valedor de la cultura de Coín

Coín le reconoció en 2014 otorgándole la Medalla de la Ciudad

José Manuel García Agüera, en la Alameda de Coín.

José Manuel García Agüera, en la Alameda de Coín. / Forner

Pepa Villalobos

Coín despide hoy a mediodía a uno de sus vecinos más ilustres, quizá el mayor valedor del municipio, de su idiosincrasia, de su cultura y de su gente.

José Manuel García Agüera, abogado, artista plástico, editor, escritor, cronista de la ciudad y creador de la Fundación que lleva su nombre, falleció ayer justo unas horas después de finalizar su último libro: ‘Miguel Salgado, fotógrafo de Coín’.

Conversador infatigable, nació en Málaga en 1954, «poco después de la gran nevada de Coín», solía decir por tal de incluir el nombre del pueblo en su reseña biográfica.

Paseó su verbo brillante por la judicatura malagueña y la alternó con la pasión que llenó su vida: el arte y Coín, a los que hizo inseparables.

Para ello, creó la Fundación García Agüera por el arte y la cultura en Coín y su entorno, que hoy día se alza como la principal referencia cultural de la comarca del Guadalhorce, con más de un centenar de ediciones y libros publicados y una actividad incesante apartada de las subvenciones. Ahora será su hijo, Manolo García Fernández, con quien ha trabajado codo con codo en la Fundación, el que continuará con este extraordinario e ingente legado. También estará ahí su otra hija, Pepa, que revolucionó su vida cuando le dio su primer nieto, Manuel, que con tan sólo tres años jaleaba su don de palabra: «Qué bien hablas, abuelo».

Tras toda una vida dedicada a la cultura y a Coín, Coín le reconoció en 2014 otorgándole la Medalla de la Ciudad. No era para menos. Coín le debe a él, a su persistencia, entrega y buen hacer, muchas y grandes gestas, como recuperar la figura del pintor coineño del siglo XIX Antonio Reyna Manescau, llevando su cuadro ‘Rancho andaluz’ a su Coín natal y logrando levantar un museo en su honor y en la tierra que lo vio nacer.

También le debe haber atraído a primeras figuras de la pintura y el arte alrededor de la primera galería de arte del pueblo, cómo no, en la Alameda de Coín. Efervescían los años 80 y a todos los artistas que venían les entregaba con su entusiasmo un trocito de Coín hasta que lo sentían como propio; todo un plantel de creadores del momento a los que esperaba apoyado en el quicio de la puerta de su casa, la antesala del arte y hogar para todo el que haya estado alguna vez en esa casa, tan bien gobernada por Maripepa, su inseparable compañera de vida, «compañera del alma», como decía el poeta Miguel Hernández en su ‘Elegía a Ramón Sije’, que tanto le gustaba y que hoy sonará en la voz de Joan Manuel Serrat en la despedida.

A las doce del mediodía, Coín dice adiós a un hombre que vivió para perpetuar la cultura en Coín; un hombre que todos recordarán apoyado en el quicio de la puerta de su casa en la Alameda, con su sombrero, su sonrisa y un ramillete de anécdotas, siempre dispuesto a una conversación evocadora y fascinante.

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