Que llega. Que sí, que viene. Que al fin llega ‘La República’. Y eso que hasta don Pablo Iglesias, republicano de pro, da las gracias expresas al jefe de Estado por la llamada que hizo Felipe VI al secretario general de Podemos y a Irene Montero, su pareja, por ser papás de mellizos -¿se puede decir papás y no papá y mamá sin caer en pecado mortal de lenguaje no inclusivo y de un machismo transoceánico, asilvestrado, tónico, sádico, escuálido, y tonto del haba?-.

Uno pensaba, quizá, que después de dos meses, Iglesias el papi chulo, volvería sin coleta, tal vez sin su camisa de cuadros, quizá con la barbilla un poco rasurada, pero hete aquí que llega al plató del informativo de Pedro Piqueras con la misma imagen, ni más moreno ni más escuchimizado ni más barrigón, mensaje oculto a los suyos para que vean que «aquí no ha cambiado nada, y el jefe sigue siendo el jefe».

Pues a pesar de todo eso llega ‘La República’, no como gobierno sino como serie. Oh. Después de siete años en el cajón, al fin se recupera. A este espectador se le había olvidado aquel éxito de la pública, que con la llegada del PP y, por tanto, de la nueva dirección de RTVE, se escondió.

Se secuestró, dijo el otro día en el FesTVal de Vitoria Fernando López Puig, director de ficción de TVE, como ocurrió con ‘Tres días de abril’, ‘Volveremos’ o ‘La conspiración’. Félix Gómez, entonces jovencísimo protagonista de ‘La República’ junto a Verónica Sánchez o Alejo Sauras -extraordinario ahora en su personaje de ‘Estoy vivo’, con la segunda temporada pidiendo paso- habló de censura. Rescatar ‘La República’ para su emisión en La 1 es otro pasito más en la buena dirección de la nueva dirección.