La semana pasada doña Agatha Ruiz de la Prada era jurada de 'La mejor canción jamás cantada', y no sé por qué. Y que conste que la estrambótica diseñadora de ropa payasa ha subido puntos en la escala de mis tragaderas desde que separó su vida de Pedro José Ramírez, y tampoco sé por qué, pero así es, quizá porque una noche, en 'El hormiguero', se mostró menos tonta de lo que yo pensaba, menos boba, más irónica, más humana, sí, más suelta al no tener el lastre del hombre con el que había vivido hasta ahora.

Eso fue lo que pensé, aunque seguro que es erróneo. Vale. Da igual. Esta semana he visto en el jurado de 'La mejor canción jamás' cantada a Manu Sánchez, un humorista que siempre me ha resultado un poquito pesado, quizá porque habla abriendo mucho las sílabas, y quizá porque su andaluz me parece siempre un poco folclórico. Vale. Da igual. La cosa de 'La mejor canción jamás cantada', los viernes, en TVE, es tratar de eso, de encontrar la mejor canción española de todos los tiempos. Esta semana se acercaron a la década del 60.

El 'Cuéntame' de Fórmula V, el 'La, la, la' de Massiel o 'La chica ye-yé 'de Conchita Velasco fueron cantadas por voces actuales como María Villalón, Lorena Gómez, o los rancios Los del río. Expertos opinan sobre esta o aquella canción, y sobre lo que significó en su momento, incluso se cuenta con Jaime Altozano, un auténtico e hipnótico crítico y analista musical capaz de diseccionar, contextualizar, y explicar, si se lo propone, los recovecos e influencias musicales del balido de la oveja Dolly. Vale, da igual. Pero por favor, no echen mano así porque sí de moñas que van de chistosas como el Manu ese, cuyo protagonismo es cargante. ¿El programa?